Susana Bogantes ha sentido siempre una gran admiración por el trabajo de los bomberos, pero hasta que cumplió 25 años descubrió de dónde sacó el gusto por estos valientes.
Ella creció con la mamá y siempre tuvo la espinita de querer saber quién era su papá. Cuando cumplió un cuarto de siglo, Susana no pudo más con la incertidumbre y le preguntó a la mamá quién era el hombre que le dio la vida.
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“Ella me dijo que de mi papá no sabía casi nada, ni el nombre, solo que era un bombero muy guapo de San Carlos y con eso empezamos a hacer la búsqueda porque yo quería conocerlo.
“Cuando llamamos a San Carlos nos atendieron bomberos muy jóvenes, que no conocían a mi papá, pero nos hicieron el favor de comunicarnos con un rescatista que tenía muchos años de estar en la institución y él nos ayudó a contactarlo”, recordó emocionada Susana.
El hombre misterioso era Jorge Peralta Rodríguez, quien apenas supo que tenía una hija se puso en contacto con ella para conocerla.
“Pude recuperar mucho del tiempo perdido, disfruté con él durante trece años hasta que hace tres un cáncer me lo arrebató. Mi hijo pudo conocer a su abuelo, fuimos muchas veces a pasear a la casa de él en las vacaciones, nos quedaron recuerdos muy bonitos”, añadió.
Al conocer a su progenitor la mujer entendió porque a ella le gustaba tanto todo lo que tuviera que ver con los bomberos, lo llevaba en la sangre sin saberlo.
Desde que Susana escuchó del concurso “Bombero por un día” quiso participar pero fue hasta este año que pudo.
“Para participar a uno le preguntan por qué le gustaría ser bombero, o en mi caso bombera y yo les envié mi historia y me seleccionaron, cuando me di cuenta de que había ganado pegaba brincos de la emoción”, relató.
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Toda una aventura
La aventura como rescatista empezó el sábado a las 8 de la mañana, cuando un camión de bomberos con la sirena a todo dar llegó a la casa de Susana, en Los Ángeles de San Rafael de Heredia, para iniciar el ajetreado día.
“Yo jamás esperé que me llegaran a recoger en un camión de bomberos, me imaginaba un carro normal. Al verlo no pude evitar que se me salieran las lágrimas, fue algo muy emotivo para mí”, aseguró.
Bogantes llevó con ella a su hijo, Fabián Arguedas, y a su amiga Claudia Muñoz. Ellos visitaron la estación de Bomberos de Heredia, donde hicieron pruebas de simulación de incendios en casas; también fueron al aeropuerto Juan Santamaría, ahí atendieron una simulación de una avioneta en llamas.
Estuvieron en la Academia Nacional de Bomberos, en San Antonio de Desamparados, donde hicieron una prueba de rescate en estructuras colapsadas y una práctica de rescate vertical. Luego visitaron el Centro de Operaciones F5, en Santo Domingo de Heredia, ahí hicieron un recorrido por las instalaciones y recibieron capacitaciones.
Susana estuvo además en la estación de Tibás, donde hizo una práctica con la Unidad de Materiales Peligrosos, ya después se fue a pasar la noche a la estación de Pavas, pero ella no durmió nada a la espera de alguna emergencia.
“Nos llevaron cerca del INS, en San José y nos subieron a la plataforma y estuvimos muy alto, cuando ya íbamos a bajar algo pasó y nos quedamos pegados. En un principio creí que era una broma, pero luego vi que era algo real; no sentí miedo porque sabía que estaba en las manos de profesionales, pero si fueron minutos tensos, estuvimos atrapados como veinte minutos”, contó.
Posted by Benemérito Cuerpo de Bomberos de Costa Rica on Saturday, July 6, 2019
La valiente dice que las actividades que más le gustaron fueron las que se enfocaban en salvar vidas.
“Cuando me tocó atender los simulacros de incendio en la casa y en la avioneta sentí mucha adrenalina porque se suponía que estaba en riesgo la vida de personas y estaba en mis manos salvarlas.
“Es increíble la preparación que deben tener los bomberos para hacer todas esas cosas, solo el hecho de usar el traje tan pesado ya es todo un reto, ahora los admiro más que antes”.
Susana dice que esta experiencia fue un sueño hecho realidad y ahora hasta está analizando la posibilidad de intentar convertirse en bombera voluntaria.