Hace 15 años que Milagro Mendoza lleva en el alma un dolor muy profundo: la muerte de su hijita Daniela García Mendoza, de 9 años, y la de su suegra Socorro García Borge.
Ambas fueron asesinadas en Chinandega, Nicaragua, por un hombre al que nunca se condenó por esos crímenes y a quien aquí en Costa Rica se le relaciona con los asesinatos de siete personas, incluida una familia de cuatro miembros en Santa María de Dota en mayo del 2015. Las víctimas de este caso fueron Ramón Suárez Espinoza, de 50 años; su esposa, María Haydée Miranda, de 32, y los hijos de ambos: Abraham y Elena María Suárez Miranda, de 11 y 9 años.
También se le señala como el responsable de matar a una adulta, a una niña y a un hombre.
Hablamos de Roger García Borge, quien había sido sacado de las calles por la familia de doña Socorro y fue acogido como uno más en el grupo familiar allá en Chinandega. Después de matarlas, el sospechoso huyó hacia Costa Rica.
En nuestro país se cambió de identidad y usó dos nombres: Jairo Díaz Aragón y Delvis José Bonilla Sevilla. El hombre asegura que este último es su nombre real y así lo dijo el miércoles 24 de enero en los Tribunales de Cartago, donde se le juzga por la matanza en Dota.
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Milagro, quien está en Costa Rica, dice haber sentido alivio cuando supo que al hombre lo habían capturado y experimentó lo mismo cuando supo que lo llevarían a juicio. Eso evitará que otras familias lloren en el futuro a alguno de sus seres queridos.
Paz en medio del dolor
Hoy Milagro les pide a las autoridades de Costa Rica que le den la condena máxima porque así ella y sus familiares sentirían un poco de paz al saber que también hubo justicia por la muerte de sus parientes aunque en Nicaragua nunca lo enjuiciaran.
Milagro cuenta que el día del crimen de su suegra doña Socorro, la pequeña Daniela y Daniel, su hijo mayor, estaban al cuidado de la señora.
Milagro desconocía que aquel día el acusado iba a quedarse a dormir en la casa de su suegra, pero dice que de haberse enterado tampoco lo habría visto mal, pues trataban al hombre como a uno más de la familia.
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"En realidad yo no sabía que él (el acusado) era adoptado. Doña Socorro nunca tuvo una preferencia y siempre trató a sus hijos por igual. Recuerdo que durante un tiempo (Roger) había desaparecido y no sabíamos porqué. Cuando regresó, doña Socorro se puso muy contenta y llamó a sus hijos que estaban en Costa Rica para contarles", recordó Milagro.
Cumplió las amenazas
Recuerda Milagro que al tiempo de que el sujeto se reunió de nuevo con la familia, él viajó por primera vez a Costa Rica y visitó a sus "hermanas". A los meses sus parientes aquí le pidieron que colaborara con los gastos de la casa y eso lo enojó.
"Agarró las cosas y dijo que mejor se iba y nos amenazó con que nos iba a dar donde más nos doliera, pero nadie se percató qué era lo que podía hacer", dijo Milagro, quien recuerda que horas antes del crimen ella tuvo un mal presentimiento y llamó a la casa de la suegra. Doña Socorro le contestó que todo estaba bien y le pidió que estuviera tranquila.
Durante la noche el hombre mató a doña Socorro y a la pequeña Daniela. Luego de darles muerte, como si se tratara de un ritual, bebió sangre de ambas.
Noche violenta
"Mi hijo cuenta que escuchó un escándalo, pero algo le impedía despertarse. Cuando logró hacerlo vio que la puerta principal estaba abierta, entonces la cerró, corrió al cuarto de la abuela y encontró a la hermanita y a la abuelita muertas, amarradas con un mecate. El tío Roger no estaba en la casa y mi hijo sabía que él era el responsable", explica Milagro llorando.
De pronto Daniel oyó que alguien tocaba la puerta principal y pensó que se trataba de otro tío.
"Mi hijo abrió la puerta pero nunca encendió la luz, en medio de la oscuridad le preguntaron qué había pasado y Daniel dijo que el tío Roger había matado a la abuelita y a la hermana, sin darse cuenta de que era al propio tío Roger al que se lo contaba. Roger le dijo que había pensado en perdonarle la vida, pero que ya no lo podía hacer".
"Mi chiquito dice que solo sintió que lo agarró y le puso un mecate en la garganta, pero él (Daniel) pudo meter los dedos entre la garganta y el mecate, este se reventó y así logró correr en la oscuridad y esconderse en casa de un vecino", relata Milagro.
Fue un milagro que lograra burlar a la muerte frente a un hombre que después demostró ser tan violento.
Hoy, 18 años después de aquellos hechos tan dolorosos para ella y para su familia, Milagro considera que Roger mató a Daniela y a doña Socorro para robar, pero no se explica porqué actuó con tanta violencia.