José Masís Estrada, de 48 años, es un policía municipal destacado en San José, que utiliza como principales armas el conocimiento de cuatro idiomas.
Él es oficial desde hace 11 años y medio. En todo ese tiempo atendió a varios extranjeros que no hablaban español y muchas veces no entienden porqué las autoridades los detienen.
El caso más reciente en el que participó fue el fin de semana anterior, en las cercanías de la compra y venta La Cueva, en San José centro, allí unos chinos se parquearon en una acera en la que hay raya amarilla, por lo que un oficial municipal, con código de tránsito, le hizo un parte y los turistas no comprendían lo que ocurría.
El tráfico le pidió colaboración a Masís, quien les supo explicar en mandarín el porqué les estregaban una boleta.
El oficial cuenta que la pasión por los idiomas floreció desde que tenía 11 años.
“Desde niño estudié inglés al estar en varias academias, también estuve en Estados Unidos donde terminé de aprenderlo, luego a los diecinueve años gané una beca para viajar a China, donde estudié mandarín”, contó Masís.
Además tiene estudios en Portugués, por lo que también se la juega con ese idioma, sin embargo, dice que lo está perfeccionando.
Él asegura que próximamente quiere estudiar alemán y árabe.
“Me encantan los idiomas y no se me hace difícil, en lo laboral me ha servido mucho porque me han tomado en cuenta para hacer protecciones (escoltas), así como traducciones cuando nos visitan personalidades, como cuando vino el presidente de la República Popular de China, también he sido escolta del alcalde de Pekín, además de los regidores de Shanghai, asimismo cuando vino Barack Obama, expresidente de Estados Unidos y visitantes de Canadá”, contó con emoción el oficial.
Mencionó que también sirvió de enlace para cooperar con otros oficiales de Fuerza Pública, Tránsito, Migración y hasta de Interpol, quienes acuden a él para las acciones policiales en las que tienen que intervenir sitios que son administrados por extranjeros.
Él también estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional, no obstante, la pasión por la profesión policial se la heredaron sus tíos y primos, quienes también trabajaron en diferentes policías del país.
“Esto uno lo trae en la sangre, aunque estudié política e idiomas, ser policía es un trabajo que me encanta y ha sido una bendición el estar acá”, mencionó.
Concluyó contando que por su trabajo, además de dar direcciones, también le pasaron algunos pachos cuando extrajeros quizás no querían cooperar con la acción policial alegando que no hablan español, pero pegaban con pared cuando veían a un tico que les preguntaba y respondía en sus idiomas.