Los familiares de Deire Odalia Ramírez Barrantes han pasado un año y nueve meses en espera de obtener respuestas sobre dónde está su pariente.
Para ellos y para el Ministerio Público de Santa Cruz, Guanacaste, la muchacha fue asesinada por su pareja sentimental, un policía municipal de apellidos Córdoba Núñez.
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El sospechoso fue sentado, este martes 18 de agosto, a las 8 de la mañana, frente a los jueces del Tribunal de la localidad, ya que se le acusa por el homicidio de la joven, de 23 años.
En la acusación, la Fiscalía explicó que el sujeto al parecer ejercía conductas de control y amenazas sobre la mujer. Además detallaron que él la habría matado y escondido su cuerpo, el cual a la fecha no ha aparecido.
De acuerdo con la Fiscalía, Deire Odalia mantuvo una relación en unión libre con este hombre.
Ellos vivían en barrio Panamá, en Santa Cruz, y se cree que el 18 de noviembre del 2018, cuando la joven estaba en su casa junto al imputado, este la mató.
“Se sospecha que Córdoba ocultó el cuerpo de la víctima y luego lo llevó a un lugar desconocido, donde se deshizo de este. A la fecha, no se ha podido establecer el lugar ni la fecha, ni tampoco la causa de su muerte”, leyeron en la acusación.
Mamá pasó la última noche con ella
Doña Giselle Barrantes, mamá de la muchacha, fue la primera en declarar en el juicio. Ella recordó que la noche del sábado 17 de noviembre del 2018 y la madrugada del sábado 18 la pasaron juntas, ya que ambas estuvieron en un bar.
La señora comentó que su hija nunca le dijo ‘mami', sino ‘Chon’ y que era la única que le decía de esa manera.
“Eran las dos de la mañana y le dije qué nos fuéramos porque tenía hambre, pero le pidió comida al cocinero del bar. A las cuatro de la mañana le volví a decir que nos fuéramos y tampoco quiso, así que le pregunté si la pareja (dijo el nombre del sospechoso) sabía que estábamos en el bar y me dijo que no, que no quería verlo”, recordó la mamá.
Ese día incluso ambas se tomaron una foto juntas, la última. Un taxi pasó dejando a la señora a la casa y luego se fue para la de la joven.
“En la punta de la lengua se me quedó decirle que se quedara. Ella esa noche pasó sonriendo, pero también se quedaba como ida, amanecimos en ese bar y fue la última vez que vi a mi hija, no sé nada de ella”, expresó.
Aseguró que a su hija le gustaba el chingue, tomar algunos tragos, pero nunca desaparecer.
“Entre el mediodía y la una de la tarde del domingo me di cuenta que tenía una llamada perdida del celular de ella, luego había dos mensajes, uno decía: ‘¿mami usted tiene la plata?‘, pero ella nunca me decía mami, a los minutos lo borraron y me entró otro que decía: ‘¿Chon usted tiene la plata?‘”.
“Llamé, pero nunca me contestaron y luego solo sonaba la contestadora”, recordó la mujer.
Papá de víctima pide justicia
Raúl Ramírez, papá de la muchacha, le contó al medio regional GuanaNoticias el dolor que han vivido desde noviembre del 2018.
“Estamos en una zozobra por no saber nada de ella, aunque según la ley y las investigaciones hay una persona que le hizo daño, lo que más duele es no tener un cuerpo para ir a darle cristiana sepultura, de ir a rezarle o hablar con ella.
“Queremos que Odalia Ramírez tenga justicia, que no sea una más de las mujeres desaparecidas sin que se haya resulto su caso. Confiamos en Dios porque de su justicia nadie se libra y que en la terrenal Dios ilumine a los jueces para que hagan un buen trabajo y que el crimen de mi hija no quede impune”, dijo Ramírez.
Junto a este padre también estaban varios amigos de la muchacha que se acercaron con carteles y gritaban clamando justicia.