Muchas personas han perdido mucha chochosca en los últimos meses por el simple hecho de haberle dado su correo electrónico a un “conocido”.
Esta es una de las nuevas modalidades que utilizan los estafadores para apropiarse de las ‘identidades electrónicas', de las cuentas en redes sociales y, peor aún, de las cuentas bancarias que estén ligadas a esos correos electrónicos.
A este método se le conoce como Phishing, que consiste en engañar a una persona o empresa haciéndose pasar por alguien de confianza para manipularlos o ponerlos a hacer acciones que no deberían.
La bronca es que a cualquier persona le puede llegar un mensaje de alguno de los contactos que tenga como “amigos” por el chat del Facebook, Instagram y hasta por WhatsApp, en los que le dicen que necesitan un favor, el cual consiste en enviarle su dirección de correo electrónico porque la de esa persona se bloqueó y necesita recuperarlo.
Inocente y creyendo que se trata del conocido, la víctima da su correo y en segundos recibe un enlace con el que supuestamente ayudará a su amigo a recuperar la cuenta electrónica y lo hacen seguir una serie de pasos por medio de un sitio web. Es en ese momento que los maleantes aprovechan para clonar toda la información del aparato en el que usted responde, ya sea su celu, tableta o compu. Acceden a todas sus cuentas y de esta manera usted no podrá recuperar sus datos.
Víctimas que mordieron el anzuelo
Alfonso Gatjens es un comunicador y administra el perfil de Facebook: ‘Noticias Sarapiquí‘. El sábado 11 de julio anterior recibió un messenger de una conocida que le pidió ayuda para recuperar el correo de ella.
“Confié, porque a la persona que me escribía la conozco y en el correo Google me pedía una serie de permisos, a los que le daba clic y cuando me di cuenta me hackearon todas las direcciones ligadas a mi correo. La persona que me escribía no era ella, también se adueñaron de su perfil y usaban su nombre para escribir en nombre de ella”, contó Gatjens.
A él no le robaron ni un colón porque el correo que dio no lo tenía ligado a ninguna cuenta bancaria.
Sin embargo, los estafadores al apoderarse del Facebook de Alfonso comenzaron a replicar el timo con sus contactos y de esa manera le sacaron ₡700 mil a Willy Ramírez, uno de sus allegados.
“Denuncié en el OIJ de Puerto Viejo de Sarapiquí, pero este es un daño horrible, ya que están usando mi nombre para actos delictivos y me da vergüenza y pesar que mis conocidos estén perdiendo plata o crean que soy el responsable”, dijo Alfonso.
Ramírez, quien es informático denunció su caso en el OIJ de Puntarenas, de donde es vecino, este miércoles 15 de julio.
“En el OIJ me dijeron que esta es plata que no se recupera, quedé con la tarjeta del crédito hasta el tope por culpa de este robo. Los investigadores me dijeron que es una forma más avanzada de suplantar la identidad, así que les recomiendo a las personas nunca seguir las instrucciones que alguien le mande por cualquier vía”, dijo Ramírez.
Sin compasión
Estos bichos no perdonan y así lo sabe Giselle Peñaranda, una abogada sobreviviente de cáncer a la que le robaron los ahorros el 10 de abril anterior.
“Nunca lo voy a olvidar fue el Viernes Santo, ese día decidí publicar una foto mía para contar cómo estaba con mi proceso y recibí muchos mensajes, entre esos el de un excompañero de la universidad, que no me sorprendió que él me escribiera. Él me preguntó; ‘¿cómo está?‘, luego me pidió mi correo y no le vi nada extraño, pero de inmediato Google me alertó que alguien estaba entrando a mi cuenta, pero creyendo que era mi conocido expliqué lo que pasaba y solo me respondieron: ‘no tranquila, no es nada’. En cuestión de minutos vi que me comenzaron a sacar dinero”, comentó la afectada.
Los estafadores hicieron varios movimientos de ₡10 mil para recargas de celulares y de ₡400 mil y ₡500 mil para una cuenta en el extranjero y otra a un banco nacional.
Rodney Jiménez, de la Asociación Bancaria Costarricense, mencionó que lamentablemente el exceso de confianza de las personas es el motivo por el cual las personas dan información o sigan los pasos de estos estafadores.
Julio Córdoba, abogado especializado en delitos informáticos, asegura que la delincuencia nunca cesa y siempre busca adueñarse del esfuerzo ajeno.
“La sociedad se está digitalizando cada día y esta situación por el COVID hace que las personas hagamos más operaciones bancarias por Internet y parece ser que se están apropiando de las cuentas de las personas por medio de un programa informático”, explicó.
Córdoba no descarta que estas operaciones también estén saliendo desde las cárceles.