Doña María de Los Ángeles Otárola, la costurera que demandó a la exdefensora de los Habitantes Ofelia Taitelbaum, pidió a los jueces justicia para poder cerrar un ciclo en su vida que le ha traído mucho dolor y hasta ha sido víctima de insultos.
Taitelbaum es sospechosa de cometer 41 delitos
El debate dio inició la mañana de este lunes en la sala 7 de los Tribunales de Goicoechea.
“En la etapa preliminar, ella dijo que tenía treinta años de carrera profesional, yo no tengo la capacidad de debatir eso, pero en 30 años de carrera de ella, aunque ustedes no lo están tomando en cuenta, tiene veinte años de usar mi nombre y mi número de cédula, ella no fue mi amiga, no es mi amiga, no fue mi patrona, no es mi patrona, es una persona que yo conocí a la que le di mi respeto y a la que yo veía con una imagen diferente.
“Yo les pido que la juzguen, no olviden que durante veinte años cometió un delito, y aunque yo no soy nadie, no soy importante, soy un ser humano, la razón por la que yo puse la denuncia ya no es importante para mí, ya hoy cierro un ciclo para mí, esto me ha causado malas noches, problemas, enfermedades, disgustos, y hasta insultos, le suplico al tribunal que le den un cierre a esto, el que consideren pertinente”, dijo Otárola este lunes.
Doña Ofelia llegó junto a su abogado a los tribunales este lunes, varias de sus amigas la acompañaron durante la audiencia, ella solicitó que su voz no fuera grabada y tampoco su imagen.
Según el Ministerio Público, ella es sospecha de falsificar declaraciones de renta, pagos y firmas entre el 2009 y el 2014.
En la acusación leída esta mañana por la fiscal Patricia Badilla, se indica que aunque se dijo que a la costurera le hicieron pagos de entre tres millones y hasta siete millones de colones, Otárola siempre ha indicado que no se le pagó en ningún momento. El Ministerio Público acusa a doña Ofelia de 39 delitos de uso documento falso y dos de coacción.
Doña María de Los Ángeles declaró durante más de tres horas, ella contó que se enteró de lo que pasaba cuando se puso muy malita de la tiroides y al no tener trabajo le tuvo que pedir a uno de sus hijos que la asegurara, por lo que fue a la Caja y le dijeron que ella aparecía como si fuera consultora de un empresa de la exdefensora, por lo que al reportar ingresos era imposible que optara por un seguro familiar.
Taitelbaum llegó al juicio con una blusa blanca de manga larga, un pantalón negro y zapatos del mismo color, se mantuvo callada y en algunas ocasiones observaba a la costurera mientras declaraba, en otros momentos solo veía hacia el suelo y hacia la computadora de su defensor, Fabio Oconitrillo.
Además, tomó datos de lo que la testigo decía y los escribió en un cuaderno.
Doña María de Los Ángeles aseguró al Tribunal que se fue para el Ministerio de Hacienda a preguntar qué era el asunto, y así fue como se dio cuenta que aparecía como consultora en tres empresas ligadas a Taitelbaum.
“Yo me asuste y me pensé si esto es lavado de dinero, yo no sé en que estoy metida”, dijo la señora.
Doña María se fue al OIJ de Ciudad Quesada para pedir ayuda y denunciar lo que estaba pasando, pues asegura que ella quería un respuesta.
“Un mes después me dijeron que el caso se archivó porque no había cómo saber quién presentó las declaraciones, a mí me extrañó mucho porque yo fui a Hacienda y ellos me dieron las copias, los documentos tenían mi nombre y la cédula, pero no mi firma", dijo la mujer.
Ella aseguró que cuando puso la denuncia recibió llamadas para insultarla.
Otárola asegura que un día le fue a dejar el almuerzo a su hijo y él le dijo que le contara a un muchacho del OIJ que estaba ahí lo que ocurrió.
“Yo le conté, era Gerald Campos, yo no sabía quién era, hasta que me enteré que era el subjefe del OIJ, y además es abogado, él hizo unas llamadas y me dijo que sí se podía hacer algo, después de eso se reactivó el caso”, dijo la mujer.
La mujer, vecina de San Carlos, aseguró que cuando la investigación empezó, un día mientras atendía a un periodista la llamaron y según ella era Taitelbaum. Asegura que la exdefensora le pidió que se desdijera y que le ayudaría con una pensión o un bono de vivienda. Ella grabó esa llamada para que sirviera como prueba.
“Yo veía con admiración a doña Ofelia, me dolió esa llamada que me hizo, eso destruyó la imagen que yo tenía de ella, en esa llamada de corazón esperaba que me dijera que eso (empresas) no eran de ella”, dijo la costurera.
Doña María aseguró al salir de los tribunales que se iba en paz por no guardar silencio.
La Procuraduría pidió por este caso una indemnización para el Estado de ¢15 millones.