Una bibliotecóloga que está presa en la cárcel de mujeres dice que se siente como hormiga en popi, ya que desde hace ocho meses, cuando llegó al centro penitenciario, está trabajando en lo que más le gusta.
Se trata de Yunita, una de las colaboradoras que limpiaron y acomodaron los más de 8.700 libros que están en la nueva biblioteca de la cárcel Vilma Curling Rivera, mas conocida como el Buen Pastor.
“Para mi ayudar aquí es como un sueño hecho realidad, es como un oasis en el desierto en medio de esta prisión. Aquí uno puede encontrar libros de Gabriel García Márquez, Isabel Allende y otros mucho escritores que lo llevan a uno a infinidad de lugares por medio de la lectura.
“Yo estoy como un chiquito en una juguetería porque me encantan los libros y sé que el tener esta cantidad de opciones de lectura nos va a hacer, a todas las mujeres que estamos aquí, mejores personas porque nos van a instruir”, aseguró la mujer.
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Yunita prefirió que no pusiéramos sus apellidos en la nota y tampoco quiso revelar cuál delito la llevó a estar presa, ni la pena que descuenta. Lo que sí dejó muy claro es que mientras esté en esa prisión disfrutará cada día de la gran biblioteca que se inauguró este jueves.
Abogada realizada
La otra encargada del nuevo centro de lectura es una privada de libertad de nombre Kattia, quien es abogada de profesión.
Ella se ha tomado muy en serio el proyecto ya que ama la lectura.
“Trabajar en lo de la biblioteca me ha ayudado a instruirme, aquí hay libros de geografía, de poesía, novelas y mucho otros temas. Antes teníamos un espacio muy pequeño, pero ahora contamos con instalaciones grades y bien equipadas.
“En el proyecto han participado entre seis y siete compañeras más que han colaborado con el acomodo cuando han podido”, contó la reclusa, quien también prefirió guardarse los detalles de su condena.
Muchos de los libros que están en ese espacio fueron donados. Una gran parte de los libros pertenecían a la colección personal de la actriz Haydée de Lev, quien murió en el 2013, a los 78 años.
Los hijos de la reconocida artista decidieron donarlos a la prisión para darle la oportunidad a las privadas de libertad de disfrutar la lectura tanto como lo hacía Haydée.
De hecho, el Ministerio de Justicia decidió ponerle el nombre de Haydée de Lev a la nueva biblioteca.