“No tengan conmigo ninguna consideración”, eso fue lo primero que dijo Yalile Ruiz Méndez cuando fue contratada por el Ministerio de Seguridad Pública (MSP).
Esta mujer, de 51 años, nació sin sus brazos debido a una malformación durante la gestación y pese a eso hace más cosas que muchos. Afortunadamente, ella nunca se ha dado por menos y recurre a sus piernas para ser una oficial polifuncional, como ella misma se describe.
La pierna izquierda es con la que se apoya y aunque ya siente un desgaste en la rodilla, afirma que se ha acostumbrado a vivir con el dolor.
“Soy parte de la Fuerza Pública desde hace 28 años, he sido secretaria, radiooperadora, he estado en operativos y me han tenido que tranquilizar, porque por mí ando por todo lado. Me gusta trabajar y servir”, cuenta.
Esta valiente mujer es vecina de Purral en Goicoechea y comenta que no ha sido fácil, pero tampoco se ha arrugado para hacerle frente a la vida.
“No tengo ninguna limitación, yo limpio, barro, escribo, soy una persona normal y mis compañeros no sienten que tenga una discapacidad. Creo que aunque usted tenga todo su cuerpo, siempre hay alguna necesidad y toca pedir ayuda para salir adelante, soy de las que a veces da la ayuda o la que también la recibe”, menciona con humildad.
En la actualidad, Yalile se desempeña en la central de comunicaciones, por donde pasan todas las situaciones que debe atender la Fuerza Pública.
Ángeles en el camino
Yalile dice que desde pequeña le enseñaron que la discapacidad está en la mente.
“Siempre he encontrado buenas personas, recuerdo con mucho cariño a la maestra Ana María Álvarez que me llevó hasta sexto grado, estuvo conmigo y me enseñó mucho.
“Fui al colegio y hubo uno que me rechazó, prefiero no decirlo, pero sucedió porque me vieron con una discapacidad”, dijo.
Al obtener el bachillerato, ella soñaba con ser veterinaria, pero debido a que no contaba con un transporte seguro tuvo que dejar de lado su sueño.
“De muy joven aprendí a usar la máquina de escribir, trabajé como secretaria en una empresa privada y en 1992 el comandante de la Fuerza Pública Marino Donato se enteró de mí y me mandó a llamar.
“Cuando llegué al Ministerio de Seguridad Pública (MSP) me topé con que era un edificio y tenía que llegar al tercer piso, me impulsé como siempre con mis piernas hasta llegar”, recuerda.
Los oficiales no creían que ella fuera capaz de cumplir con lo que se le pedía, por lo que le hicieron la prueba, demostró que era capaz de hacerlo sin problemas por lo que se ganó el puesto.
“Entré a trabajar un 1 de mayo de 1992, primero estuve en radio patrulla 117, que es similar al 911, pero no tan moderno, ya que solo teníamos un cuaderno y un lápiz, les pedí que me trataran como a los demás y lo único que me hicieron especial fue una silla”, afirma.
Yalile trabajó como secretaria de la Dirección Administrativa, luego quedó a cargo de la administración de patrullas y fue secretaria de operaciones por lo que participó en varios operativos, también ha estado de supervisora a nivel nacional y asegura que tuvieron que bajarle el ritmo porque sino estaría poniéndole todavía.
En el 2010 entró a la Escuela Nacional de Policías y cursó el Básico Policial y se convirtió en oficial, una labor que le encanta.
Malformación en gestación
La policía cuenta que su malformación es conocida como focomelia, la cual se originó debido a una pastilla que tomó su mamá cuando ella se formaba en el vientre.
“Mi mamá padeció de muchos achaques y le dieron una pastilla que se llama talidomida, que supuestamente ayudaba a controlar este tipo de dolores, pero ya estaba prohibida en el país, porque carcome las partes del cuerpo como las piernas y brazos”, explicó.
Estando pequeña se ilusionó porque un señor le dijo que la llevarían a Alemania para hacerle unas manos, pero al final no pasó nada, así que aprendió a desenvolverse por su cuenta.
Yalile es la menor de tres hermanos, su papá murió y ahora vive con la mamá, por lo que se encarga de chinearla.
“Mi mamá me chineó y me sacó adelante, ahora me toca a mí consentirla; soy de las personas que nunca dice no puedo y todos los días aprendo algo nuevo, creo que soy una luchadora”, concluyó la oficial.
Ella nunca se quiso casar, asegura que ha tenido varios novios, pero no le gustan los compromisos serios. Además asegura que es muy alegre, pero con un carácter fuerte, porque no aguanta injusticias, por algo es policía.