Un televisor a colores le permitió al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) señalar a un diplomático nicaragüense, de apellido Orozco, como responsable del asesinato de un matrimonio y su empleada doméstica de 14 años, en Bello Horizonte de Escazú.
Aquel tele de gran tamaño, un lujo de la época, marca Sharp, fue encontrado entre el menaje de la casa del sospechoso en Las Brisas de Managua, en Nicaragua, donde se escondió de las autoridades.
Las vidas de dos familias se vieron marcadas por el dolor y la desgracia el 16 de junio de 1991.
Ese día fueron asesinados el gerente de la empresa de ollas Rena Ware, Ricardo Jiménez Van Patten, de 35 años; su esposa Claudia Solís Arredondo, de 28 y la empleada doméstica Yorleny Rivas Selva, de apenas 14 años.
Ese domingo, todos fueron asesinados a puñaladas en horas de la mañana, cuando la familia se preparaba para celebrar el Día del Padre.
Cuando el triple homicidio ocurrió en la casa estaban los dos hijos de Jiménez, una parejita de apenas ocho y cuatro años, los niños estaban en un cuarto donde él sospechoso los metió y les dijo que no podían salir hasta el mediodía.
Pero la hija más grande apenas pudo salió y observó la terrible y trágica escena, incluso, escuchó a sus padres decir “José, José” refiriéndose al atacante y alertó a un familiar quien llamó a la Policía.
“La noticia se supo rápido y aquí la gente estaba muy sorprendida al no saber que había pasado, don Ricardo y doña Claudia eran de esas personas a quien todo mundo les tiene cariño, era una pareja joven, muy linda, ellos se querían mucho y tenían un corazón lleno de voluntad”, dijo Eugenia Badilla, vecina de Bello Horizonte.
Nadie podía entender las razones de aquella atrocidad las autoridades sospecharon de una venganza o un robo, además de que participaron varias personas.
Sin embargo, las primeras investigaciones llamaban la atención del OIJ porque la entrada a la casa no se había forzado.
“Ese día don Ricardo salió a comprar cerca de la casa algo, pero no recuerdo si era el pan porque era temprano, mi esposo lo vio”, recordó Badilla.
Para las autoridades de aquella época quien entró lo hizo como Pedro por su casa y primero mató a Yorleny, después a doña Claudia y atacó a don Ricardo cuando regresó de la panadería.
Los pequeños le dijeron a los agentes el nombre de un hombre a quien su padre le hablaba mientras era atacado. Además lo describieron físicamente.
Aun así, las pistas eran muy escasas, por lo que el director del OIJ, Rafael Guillén, habló ante los medios de comunicación para contar que en la casa faltaban varias cosas, las describieron con detalle y pidieron a la población ante cualquier pista o detalle.
No pasaron muchas horas después de esa solicitud cuando un hombre llegó al OIJ para contar que un sujeto en el centro de San José le llegó a ofrecer un tele con las mismas características que el robado en casa de los Jiménez Solís.
Viejo conocido
Con esa información más la de los niños y las entrevistas a familiares de las víctimas, los agentes pudieron establecer que el conocido diplomático era el principal sospechoso.
Orozco, después de estar un tiempo en Costa Rica se hizo desertor del Ejército Popular Sandinista y una hermana que trabajó con don Ricardo le consiguió que su patrón le diera trabajo y hasta confiaba tanto en él que lo dejaba cuidando la casa cuando salían de viaje.
Incluso, después le dieron trabajo en la empresa Rena Ware como agente vendedor, pero no pegó.
El día del triple crimen, el OIJ determinó que Jiménez invitó a Orozco a desayunar y por eso entró a su casa fácilmente, como arma usó un cuchillo de una colección fina que estaba en la pared.
Las autoridades montaron una intensa búsqueda y confirmaron que el sospechoso escapó a su país natal tan sólo dos días después del suceso.
Dos agentes del OIJ fueron enviados a Nicaragua para que con ayuda de las autoridades de ese país pudieran detener al hombre y sentenciarlo.
Orozco fue arrestado el 13 de agosto de 1991, en su vivienda en Managua, en ese lugar estaban las pertenecías de la familia Jiménez Solís, el televisor, un horno microondas, un percolador y unas tenis marca Jaguar, todas las cosas fueron reconocidas por la familia de las víctimas.
El diplomático estuvo detenido y mientras las autoridades de ambos países coordinaban que las pruebas y el expediente se mandara a Nicaragua para que el exagregado cultural fuera condenado en ese país, lo pusieron en libertad el 2 de setiembre de 1991, gracias a un recurso de apelación en el que se indicaba que la acusación en su contra se había tardado mucho y no podía seguir detenido.
Orozco escapó hacia Honduras y al tiempo fue detenido de nuevo.
“No había ni una sola prueba que no lo incriminara, en esa época no había extradición entre los países, no existía la posibilidad, Nicaragua no quiso ayudar y por influencias en aquella época se permitió que siguiera libre pese a que Costa Rica les pidió con mucha insistencia que lo juzgaran, pero era un asunto de voluntad y hasta investigaron a diplomáticos por eso” dijo Zelmira Arias Urbina, mamá de Yorleni.
Durante muchos años el OIJ se mantuvo atento por si el hombre regresaba a suelo tico para capturarlo y enjuiciarlo, a la fecha no se sabe nada de Orozco, si está vivo o ya falleció.