Jefferson Eduardo Muñoz Alfaro, de 17 años, estaba trabajando muy duro para poder cumplir su gran sueño de convertirse en un oficial de la Fuerza Pública, igual que uno de sus hermanos; sin embargo, un accidente de tránsito apagó su vida.
Su mamá, doña Arelis Alfaro Varela, nos contó, con mucho dolor y tristeza, que pese a su corta edad, su hijo era un muchacho muy responsable, luchador, y dispuesto a salir adelante.
El 27 de agosto pasado marcó a esta amorosa mamá y desde ese día la tristeza la acompaña noche y día.
Jefferson falleció cuando estaba trabajando como repartidor de Uber, frente al supermercado Mega Súper, en Desamparados.
“Él estaba trabajando con una moto de gas asistida (bicimoto); acababa de dejar un pedido y cuando reinició su ruta, según dicen los testigos, un conductor le echó el carro encima y lo golpeó fuerte, lo tiró hacia un lado. En ese instante, venía una vagoneta que le pasó por encima. Nosotros como familia no podemos entender lo qué pasó, y tras de eso, el conductor del carro se dio a la fuga”, relató la mamá.
Doña Arelis asegura que ellos lo que esperan es que se haga justicia, y qe la persona que golpeó a su hijo se entregue ante las autoridades.
“Nos arrebató a nuestro hijo, no solo dejó una familia destruida, llena de dolor, sino un pueblo grande que lo llora y lo extraña”, dijo la mamá.
La mamá nos contó que ella hace 22 días se fue a vivir a Guápiles, y allá fue donde recibió la desgarradora noticia.
“Mi hijo en un mes cumplía 18 años, le rogué que se viniera a vivir conmigo y no quiso, porque no le gustaba el lugar para donde nos íbamos. Él decidió quedarse donde vivíamos (en Desamparados), yo hasta fui al PANI con él, con la esperanza de que me dijeran que no se podía quedar solo, pero me respondieron que sí podía, pero con supervisión y acompañado de un adulto y el papá decidió estar al pendiente”, contó la mamá.
Ella asegura que no quería dejarlo, y aun así tuvo que ayudarle a conseguir varias cositas para que se quedara en la casa.
Su hijo, según relata, era un muchacho que estaba enfocado en lo que quería, y por eso era que deseaba estar en San José y no atrasarse en cumplir su sueño de ser oficial de la Fuerza Pública.
“Su meta este año era estudiar porque quería ser policía como su hermano. Para él su motivación era ver a su hermano, que era su ejemplo a seguir, y ya eso no se pudo lograr. Él se enfocaba siempre en hacer las cosas bien”, dijo la mamá, quien tiene cinco hijos más.
Jefferson y doña Arelis hablaron por última vez la noche antes del accidente, pues en el barrio donde vivía habían matado a unos jóvenes que eran conocidos por lo que su hijo, en ese momento, le dijo que era muy lamentable lo que había pasado con esos muchachos.
“Yo todos los días hablaba con él, pasaba pendiente de que él llegara a la casa, de que todo estuviera bien”, dijo.
Esta mamá asegura que los días han sido muy duros.
“Todo me molesta, me da cólera, solo quiero tener a mi bebé conmigo, y no puedo, espero sus llamadas y sus mensajes, en los que me decía que yo era su reina, su princesa, que me amaba. Tengo que sacar fuerzas porque tengo tres bebés pequeños que necesitan de mí”, dijo.
“Mis noches son quedarme dormida llorando, no lo puedo evitar, y no me queda más que secar mis lágrimas y luchar por mis bebés. Todos los días él supo que lo amaba”, añadió afligida doña Arelis.
La mamá está viviendo en Cariari de Pococí y afirma que sus otros hijos también están muy afectados por la muerte de su hermanito.
Eso sí, dice estar muy agradecida con sus vecinos en Desamparados, porque en todo momento la acompañaron y la apoyaron. Además, le dieron una despedida con mucho amor y cariño, pues asegura que él siempre tenía una sonrisa para todos y era muy servicial.
“Mi bebé, mi guerrero, como su papá y su mamá, si algo le enseñamos en la vida fue a luchar por sus sueños y así lo hizo hasta el último de su vida”, concluyó la mamá.
Por el momento, el accidente está en investigación; la familia del joven señala que ya el OIJ cuenta con todas las pruebas para que se haga justicia por la muerte del muchacho.