La “fiebre del oro” en Crucitas también ha provocado que las trabajadoras sexuales se lleguen a esa zona a ofrecer sus servicios, especialmente cuando en las fincas hay gran cantidad de coligalleros.
“Como parte de los problemas que se viven en Crucitas está la prostitución y la trata de personas, ambas situaciones son muy lamentables pues esto es parte del crimen organizado que se ha dejado ver en la zona. Estamos trabajando fuerte en eso”, dijo Allan Obando, jefe de la Policía de Fronteras.
El cuidador de una finca le contó a La Teja que una vez llegaron más de 10 trabajadoras sexuales de un solo tiro a Crucitas, algunas desde San José y otras provenientes de Nicaragua.
“¿Por qué cree usted que vienen? Aquí hay plata, cuando a los oreros les va bien a ellos no les importa gastar y gastar en guaro, cigarros, mujeres y hasta marihuana. También se desesperan por la comida preparada, como por casados, hay gente que sabe y vienen a vender, lo que pasa es que las aguas están mansas porque la Policía está encima, pero apenas jalen esto se alborota”, dijo el hombre quien tiene seis años de vivir ahí.
Este cuidador asegura que, aunque las mujeres que llegan no son muñecas, la soledad que pasan los mineros provoca que caigan en la tentación.
“Cuando empezaron a venir les cobraban ocho mil colones, ahora ya les piden diez mil colones, ellos le llaman “salto”. Antes los oreros dormían (y estaban con las trabajadoras sexuales) en cualquier parte de las finca, al aire, pero ahora alquilan cuarterías que se han construido. Sí hemos visto menos mujeres, creo que se están cuidando del tema de la malaria. Para uno que vive aquí, en este pueblo que la verdad es un abandono, es triste porque imagínese el ejemplo que viven los hijos de uno”, dijo el vecino.
Tratos inhumanos
Para las autoridades no solo la prostitución es un problema, Obando asegura que han encontrado casos en que en una vivienda mantienen encerradas a personas que llegaron a la zona porque les ofrecieron trabajo.
“Había una casa en condiciones inhumanas, cuando llegamos tenía puestos unos candados. Entramos y había una puerta con más candados, cuando abrimos había 50 personas encerradas, la vivienda ni siquiera tenía baño. Son traídos para trabajar y los tienen en esas condiciones que son lamentables”, dijo el jefe policial.
Algunos de esos extranjeros (principalmente de Nicaragua y Honduras) vienen a extraer oro, cuando terminan y esperan el pago les dicen que se vayan o les echan a Migración, por lo que los mineros no tienen más opción que irse antes de que las autoridades lleguen.
En Crucitas hay gran cantidad de cuarterías, latas sostenidas con reglas de madera, que son alquiladas en sumas exageradas de dinero.
Este viernes, los oficiales que mantienen el operativo llamado Lapa 2 en la zona, revisaron siete cuarterías para buscar personas ilegales, pero no encontraron nada irregular.
Incluso, el Ministerio de Salud está a la espera de que le permitan destruir algunas de esas cuarterías.