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Carolyne Castro, vive con su tía en una de las casas cercanas al conocido puente del Saprissa en Tibás, ella asegura que los movimientos de tierra todavía se dan pero son más pequeños.
"Son más de 40 familias las afectadas que tarde o temprano se van a tener que ir de aquí, mi tía construyó su casa con mucho esfuerzo y aunque uno siente que no va pasar la gente de la Comisión Nacional de Emergencias ya los advirtió, ella ha llorado mucho, y creo que va tenerse que ir con mi mamá que vive en Puntarenas", dijo la joven.
El pasado 8 de octubre los vecinos del puente del río Virilla, más conocido como el del Saprissa escucharon varios retumbos y se dieron cuenta de que la tierra debajo del puente se desmoronaba, las autoridades fueron alertadas.
El Mopt ha informado que los deslizamientos no han afectado la estructura del puente aunque el paso por la calle debajo del puente sigue cerrada.
El alcalde de la Municipalidad de Tibás, Carlos Cascante confirmó que todavía se están dando deslizamientos, ellos todos los días hacen inspecciones, el último fue el miércoles y están a la espera de que el geólogo de la CNE llegue a hacer la inspección.
"La Comisión Local de Emergencias recomendó que nueve familias salieran en el momento de la emergencia, pero son 49 familias las que están en peligro, sin embargo, por la situación del deslizamiento y por la ampliación del puente que es un tema pendiente, igual esas familias iban a ser expropiadas, pero las familias presentaron un recurso de amparo en enero y eso fue frenado mientras está en estudio", dijo el alcalde.
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El aseguro que cuatro de las familias ya cuentan con el subsidio de ayuda del IMAS y otras 15 están por recibirlo, ya ninguna está en albergues.
Doña Nuria Brenes fue una de las afectadas que tuvo que salir con sus hijos y esposa, ella estaba entre las familias con más riesgo, incluso tuvo que pasar unos días en el albergue de Jardines en Tibás y ahorita ya está alquilando.
Esa ayuda solo incluye el alquiler por un tiempo. De las casas cercanas solo dos eran ranchitos, las demás pertenecen a familias de la clase media-baja.
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"Algunas personas se fueron a la voluntad de Dios, porque no tenían ni adónde ir, aquí en Tibás los alquileres son carísimos, entonces tuvieron que dejar sus casitas y sus vidas, porque al irse tuvieron que cambiar a los chiquitos hasta de escuelas. A veces a mucha gente le toca vivir cosas muy duras", dijo Castro.
El alcalde asegura que los deslizamientos lo siguen preocupando mucho, por lo que no le pierden el ojo, además se mantienen en constante contacto con las familias.
