La costarricense Hazel Mejía Carballo pasará los próximos once años en una cárcel de Granada, Nicaragua, porque la encontraran culpable de tráfico de drogas.
Mejía, vecina de Coronado y madre de dos menores de edad, fue detenida en Diriamba el 1 de setiembre del 2017 cuando andaba en un carro con placas ticas y en el que las autoridades encontraron dos kilos de cocaína. Cuando vieron a la Policía trataron de huir, pero siempre los agarraron.
Junto a la tica condenaron a los nicaragüenses Gustavo Adolfo Pérez Quesada y Nohemí Bustos Ruiz. La jueza Mercedes Ramos fue quien dictó la pena.
Otro tico espera sentencia
Por este caso también esta enjuiciado el costarricense Cristofer Barrantes Vargas, de 25 años. Sus familiares y el abogado alegan que tiene problemas mentales y que se lo llevaron engañado para Nicaragua.
La Dirección de Migración afirmó que Cristofer Barrantes no cuenta con pasaporte. El debate para él seguirá la semana que viene.
Barrantes también es vecino de Coronado y de acuerdo con sus familiares trabajaba en una carnicería con Gustavo Pérez, otro de los condenados.