Cristian Rivera estuvo a punto de morir arrollado por el tren hace unos meses, pero un ángel que tenía un pañuelo blanco en una de sus manos evitó la tragedia.
Ese ángel era don José Salas Corrales, de 77 años, quien por esas cosas del destino murió golpeado por el tren este lunes.
“Recuerdo que iba a hacer un mandado en moto a San José y cerca de las líneas vi a este señor haciendo cualquier cantidad de gestos, hasta brincaba. Entonces frené y no pasaron ni dos segundos cuando la máquina me pasó supercerca. Luego de eso me acerqué y le di las gracias porque ese día fue un ángel que me salvó la vida”, recordó Rivera.
El motociclista es una de las tantas personas que fueron ayudadas por Chepito, como le decían, quien se hizo muy conocido por usar un pañuelo blanco para advertirles a los conductores cuando el tren se acercaba. Él se ubicaba a un lado del plantel de buses Los Caribeños, en Cinco Esquinas de Tibás.
En ese mismo lugar, a eso de las 5:50 p. m. de este lunes, fue donde ocurrió el accidente que acabó con la vida de Chepito.
Luego de cumplir con su “jornada” Chepito caminó al lado de las vías rumbo a su casa en barrio San Gabriel en Calle Blancos, pero en apariencia sufrió una caída y un tren que pasó en ese momento lo arrolló.
A Salas lo trasladaron de emergencia al hospital Calderón Guardia, pero pese al esfuerzo de los doctores el señor falleció a las 6:20 p. m., según confirmó la oficina de prensa del centro médico.
Trágica noticia
La noticia sobre la trágica muerte de Chepito llenó de dolor y tristeza a muchas de las personas que pasan a diario por el lugar en el que el solía ubicarse, ya que extrañarán sus saludos y advertencias con su característico pañuelito blanco.
“Ayer (lunes) que me enteré de la noticia fue superdoloroso, porque a pesar de que nadie le pagaba ni le pedían que hiciera eso, él estaba ahí a diario, lo hacía por convicción, por amor, por ayudar y en mi caso puedo decir que por un gesto suyo, hoy cuento el cuento”, dijo Rivera.
Para Lixinia Mora, quien trabaja en la soda “Piso e’ Tierra”, ubicada cerca de donde el señor solía ubicarse, será muy difícil no volver a ver don José, a quien consideraba un gran amigo.
“Él siempre andaba con sus dos perritos, desde que yo lo conozco hacia eso, pero más o menos desde hace año y medio o un poquito más lo veía parando los carros y haciéndole señales con un pañuelo blanco. Me da mucha tristeza, él era muy simpático y todo mundo lo quería”, recordó.
No pudo despedirse
El golpe más fuerte fue para los sobrinos de don José, pues ellos lo cuidaban y vivían con él.
Uno de ellos, quien prefirió no dar su nombre, contó que se enteró de la trágica noticia cuando se encontraba en Palmares, Alajuela, por lo que salió a toda prisa al hospital Calderón Guardia, pero cuando llegó su tío ya había fallecido, por lo que no tuvo la oportunidad de despedirse de él.
Este dolor también es compartido por los vecinos y amigos de la familia, como por ejemplo Francisco Acuña, quien veía a Chepito como su propio abuelito.
“Él estaba pensionado y como se aburría en la casa, porque todo mundo salía a trabajar, se iba a estar ahí. Nos decía que quería hacer algo bueno por la humanidad y evitar que alguien muriera en un accidente con el tren”, contó.
El sobrino de Salas dijo que enterrarían a su tío este miércoles sin embargo, indicó que aún no tenían claro a qué hora o en dónde se realizarán las honras fúnebres, ya que todavía realizan trámites con la funeraria.