Una serie de presentimientos llevaron a Liseth Melissa Arce, de 25 años, a descubrir el violento homicidio de su pareja Kenneth Francisco Álvarez Pérez, de 23 años.
Ellos se conocieron desde el colegio, y el amor surgió con el tiempo. En enero próximo iban a cumplir cinco años de convivir en unión libre; ambos trabajaban y se esforzaban para construir una casa, formalizar su relación al casarse, lograr un negocio propio y hasta tener hijos, todas esas eran parte de las ilusiones de esta joven pareja.
Para lograrlo ambos dejaron la comunidad de San Martín de Pocosol, zona norte del país, y estuvieron viviendo en Atenas, Alajuela y trabajaron en una pollera, luego regresaron a su localidad y hacía un mes se habían pasado a vivir a La Fortuna de San Carlos.
La pareja se había esforzado mucho para comprar un lote, y hace poco lo terminaron de cancelar. Ambos soñaban con construir una casita, una meta por la cual seguían luchando.
Por ello, cuando a Kenneth se le presentó la oportunidad de trabajar para la empresa de seguridad Grupo Alfa cuidando la planta hidroeléctrica del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), en Peñas Blancas de San Ramón, Alajuela, no lo dudó. En este trabajo comenzó el 1° de agosto anterior.
Liseth, por su parte, cubría una incapacidad en un supermercado en La Fortuna.
La pareja siempre se comunicaba por mensajes, sobre todo, en las noches cuando Kenneth estaba trabajando y Liseth salía de su jornada; justamente, la falta de mensajes fue lo que preocupó a Liseth, aunque, en ese momento, todavía no sabía que su temor se convertiría en una terrible pesadilla.
“Lo presentí, yo salía tarde de trabajar y siempre nos mandábamos mensajes para saber cómo estábamos, pero él no me contestó. Él a veces no estaba pendiente del celular, pero vi que pasó mucho tiempo y me empecé a preocupar.
“Las horas pasaban y yo estaba fatal; entonces se me ocurrió llamar a la Policía de San Isidro de Peñas Blancas, porque sabía que hacían rondas por la Planta Hidroeléctrica. Una mujer me contestó y yo le expliqué que si estaban haciendo recorridos por la planta hidroeléctrica porque mi esposo estaba cuidando ahí y no se comunicaba. Ella solo me dijo: ‘¿muchacha usted está sola?, este.. no le puedo dar información’. Para mí eso fue terrible, no me decía nada, pero lo sentí. En ese momento no sabía la gravedad de la situación, pensaba que tal vez se habían metido a robar y que estaba asustado, pero no esperaba que me lo mataran”, recordó la joven.
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Liseth detalla que sentía muchos nervios y angustia al no saber con claridad que era lo qué pasaba. Por ello, buscó la dirección de la planta hidroeléctrica y al llegar encontró a compañeros de su esposo y a la policía.
“A los compañeros de trabajo les pregunté que cómo estaba él. Fue cuando uno de los muchachos me dijo que él estaba ahí y que no había nada que hacer, que había fallecido, pero que no me dejaban pasar”, recordó con tristeza la muchacha.
Esta terrible situación ocurrió la madrugada del jueves 5 de setiembre anterior, a tan solo un mes de haber aceptado el trabajito.
“A la una de la mañana él tenía que hacer un recorrido en moto por la planta y, en ese momento, lo atacaron solo para robarle el arma de fuego que nunca apareció”, manifestó la muchacha.
Liseth confía en el trabajo judicial y solo espera que den con los responsables de robarle la vida a quien solo se esforzaba por tener un mejor futuro.
“La maldad está haciendo daño a muchas familias, nosotros solo soñábamos con algo mejor, pero no sabíamos el trabajo que él estaba aceptando, porque nos dimos cuenta que había gente que en ese puesto les quitaban el arma de fuego, pero nunca que los mataban”, señaló.
“Kennito”, como lo llamaba su pareja, fue sepultado en Santa Rosa de Pocosol.
“Kennito era una persona muy sentimental, con solo ver una película se le salían las lágrimas; él me decía que yo era muy dura y me que yo era la fortaleza de nuestra relación, pero creo que él estaba equivocado, era él quien me daba las fuerzas, solo recuerdo cosas bonitas de él y, gracias a Dios, pude estar en muchos momentos con él”, detalló.
Los responsables de este hecho permanecen libres y la familia teme que el arma de fuego que le robaron la usen para otras desgracias.