Aunque suene difícil de creer, los terremotos de Honduras de 7.6 en 2018 y Turquía de 7.8 (en la escala Ritcher) del 2023, habrían incrementado la actividad sísmica en fallas débiles y zonas inestables de Costa Rica.
Así lo confirma un estudio científico del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de la Universidad Nacional (Ovsicori-UNA).
“El aumento de la actividad sísmica en zonas de fallas débiles en Costa Rica, ocurre después de grandes rupturas en otros lugares. Terremotos como el de Turquía, ocurrido en febrero de 2023 dispararon dinámicamente la sismicidad frente a Uvita, en Puntarenas”, señala el estudio.
Esteban Chaves, sismólogo del Ovsicori-UNA y Sonia Hajaji, estudiante de pregrado de la Escuela de Geología de la UCR, iniciaron la búsqueda de esa evidencia analizando los datos de una red de estaciones sísmicas en toda Costa Rica que estaban registrando antes, durante y después de los 25 terremotos más grandes de América, desde el 2010. También incluyeron el terremoto de magnitud 7,8 que azotó la frontera entre Turquía y Siria, el 6 de febrero de 2023 por ser el evento más reciente en el momento del análisis.
Costa Rica es un país sísmicamente activo, cada década más o menos ocurre un evento con magnitud mayor a 7 grados, originando fuertes temblores y cuantiosos daños.
El mayor evento sísmico sucedió en abril de 1991, en Limón, con una magnitud de 7,7. En 2012, el segundo terremoto más grande en la historia del país se presentó en la península de Nicoya, con magnitud de 7,6.
LEA MÁS: ¡Milagro! Encuentran con vida a kayakista que pasó horas desaparecido tras caer a río
Los estudios de Chaves y Hajaji, evidenciaron que el pico de la actividad microsísmica después del terremoto de magnitud 7,6 en el mar Caribe frente a las costas de Honduras, en 2018 se concentró en las regiones volcánicas del norte de Costa Rica.
Asimismo, después del terremoto de Turquía-Siria, la sismicidad alcanzó su punto máximo a lo largo de la zona costera costarricense, donde el terremoto de 2012 activó fallas poco altas en el centro del país.
“Utilizamos una novedosa forma de ver ese tipo de disparo, que por cierto, pronto correrá en tiempo real en nuestros sistemas”, indicó Chaves.
Según la publicación de EOS, los resultados dejaron a Chaves y Hajaji con una pregunta candente: Por qué el desastroso terremoto de Turquía desencadenó una fuerte respuesta sísmica en Costa Rica, cuando otros grandes terremotos mucho más cercanos no lo habían hecho? Los eventos de Honduras de 2018 y Turquía de 2023 tenían algo en común, ambos fueron superrupturas, durante los cuales la velocidad de propagación de la ruptura de falla es más rápida que la velocidad de la onda “S”. Estos eventos notables son similares a un boom sónico y producen un temblor particularmente fuerte.
Los sismólogos han debatido si las ondas sísmicas de los terremotos más grandes del mundo pueden desencadenar fallas lejanas donde se ha ido acumulando estrés.