Doña Nicole Sánchez llora cuando recuerda los minutos en que su esposo José Pablo Reyes y ella pensaron que iban a morir por la furia del río Cañas, ellos se aferraron a Dios.
Está pareja vive en calle Areneros en San Rafael Abajo de Desamparados, a varias casas del puente que divide San Rafael Abajo de Desamparados y San Juan de Dios, el viernes pasado una cabeza de agua que bajó desde la montaña afectó en esa comunidad a 70 familias.
Este lunes 19 de setiembre, el panorama es desgarrador, pues tras cuatro días y pese a la ayuda de muchos valientes parece que el barro y los daños no acaban, para las familias ya ese no puede ser su hogar, pues el piso y las paredes quedaron falseadas.
Una fotografía de don José Pablo aferrado a un tubo de los que usan para meter los cables eléctricos y el pie de su esposa que está sentada sobre una lata, es una muestra de lo que en su comunidad consideran un milagro, pues ellos y otros vecinos estuvieron a punto de ahogarse.
“Nosotros a esa hora nunca estamos en la casa, pero yo soy conserje en un colegio y había un baile, entonces le dije a mi esposo, ‘vamos para distraernos’, y él pidió libre. Tenemos tres hijas de 9, 15 y 22 años, la mayor tiene una enfermedad que le va quitando la vista. Mi esposo estaba viendo tele con ellas y me dijo que las lleváramos a la casa del vecino que está al frente y es de dos pisos porque ya el agua se había metido, pero no era mucho”, recordó doña Nicole.
Después de dejar a las niñas, trataron de regresar a la casa para ver qué podían hacer.
“En ese momento bajó una cabeza de agua y se llevó uno de las tapias que están a la orilla del río, eso provocó que toda el agua empezará a subir en cuestión de segundos, la corriente era tan fuerte que nos arrastraba, mi esposo se paró fortísimo y se agarró y me dice ‘agarrese de mí, no me suelte’”, relató la sobreviviente.
“Se agarró de una verja, pero el agua empezó a llevarse los portones, los carros, muebles y todo lo que teníamos cerca flotaba, yo no sé cómo, pero mi esposo me agarró y me subió en una lata, de un techo, y él se aferró al tubo de los cables eléctricos, yo pensé que se iba a electrocutar”.
Don José Pablo, aseguró que ellos creyeron que nada iba a quedar en pie, porque la corriente se llevaba todo y aquella fuerza de la naturaleza era interminable.
LEA MÁS: ¡Sin compasión! Usurpadores robaron pertenencias de víctimas de Cambronero
“Mi esposo me decía, ‘usted se tiene que salvar, yo no sé si voy a vivir’. Yo me puse a orar y decía, ‘Señor abra los cielos para que se vaya esta lluvia’. Mi esposo me decía, ‘ya no puedo más’. Estábamos cansados, llegó un momento en que creíamos que nos íbamos a dejar ir, era como estar en medio del mar, pero pensábamos en nuestras hijas”, aseguró Nicole.
La ayuda pronto llegó a esta pareja y fueron rescatados; sin embargo, no podían creer el milagro de estar vivos después de lo que vivieron.
“Es que la gente que ha venido aquí sabe lo que hemos pasado, es algo impresionante cómo quedó la comunidad, cómo estamos vivos, perdimos todo lo que teníamos, pero gracias a Dios la gente nos ha ayudado, no sabemos qué vamos a hacer”, dijo José Pablo.
Ellos andan todos adoloridos y golpeados por la fuerza que tuvieron que hacer para aferrarse a lo que se agarraron.
El agua se llevó todo
En las paredes de su vivienda quedaron estampadas las marcas de cómo subió el nivel del agua a casi 1,80 metros, algunos cuartos quedaron desnivelados, otras paredes con grietas, y el barro entró como si hubiesen metido vagonetas de tierra.
El esfuerzo de casi 30 años en su casita se los arrebató la cabeza de agua, hasta el carrito que estaba en la cochera quedó aterrado de lodo.
Sin embargo, agradecen al cielo estar vivos.
En esta comunidad la lucha por limpiar las viviendas no cesa, aunque algunas no van poder ser habitada de nuevo. En la zona trabaja la Comisión de Seguridad de San Rafael Abajo, personeros del Comité Municipal de Emergencias (CMP) el Grupo Legionarios, la Fundación Cadena, la Municipalidad de Desamparados y la Fuerza Pública.
Algunos de los afectados se están quedando en albergues y otros se quedan en sus viviendas donde hay presencia de la Policía, pues los ladrones han tratado de llevarse lo que pueden.
Los afectados necesitan comida, si usted quiere ayudar puede llevar alimentos al salón comunal Fuentes Martínez en Valencia de San Rafael Abajo, o al Supermercado La Nacional en San Rafael Abajo o también puede donar platica por Sinpe al 6160-9730 de Maribel Loría Valverde, tesorera de la Comisión de Seguridad de San Rafael Abajo.
En el salón comunal preparan 500 platillos por turno, pues llevan comida a calle Areneros y también a los afectados en Las Tablas entre San Rafael Abajo y Concepción de Alajuelita.