Cada vez que Karina Alvarado Morales cierra los ojos y trata de descansar su mente le juega una mala pasada y revive el terror que pasó el 16 de julio cuando se dio la explosión en la heladería Pops de La Ceiba, en Alajuela.
La joven madre, de 23 años, además de luchar debido a las quemaduras en las piernas, sufre por no poder descansar. Para tratar de hacerlo reza o escucha música relajante, pero sus pensamientos a veces son tan fuertes que regresan al sitio del estallido.
“La sensación de recordar todo me juega una mala jugada, he soñado con el día de la explosión, también con accidentes. He soñado que me estoy quemando, me despierto asustada, empiezo a sudar, pero trato de controlarme y saber que estoy bien, que gracias a Dios estoy bien”, dice.
Un día soñó que era su bebé, de casi 2 años, quien sufría por las quemaduras; en esa ocasión tuvo que llamar a su mamá hasta confirmar que el niño estaba fuera de peligro.
Afirma que, justamente, su hijo es parte de su fortaleza para seguir siendo fuerte.
“Tengo muchos planes con él, lo quiero ver crecer y en mi vida quiero crecer como mujer, como madre y me gustaría sacar la carrera de Derecho, se me ha complicado por los costos que se requieren económicamente”, cuenta.
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Karina piensa en su amiga y compañera Keylin Barquero, quien como ella resultó grave por la explosión de un cilindro de óxido nitroso usado para hacer crema chantillí.
La tragedia ocurrió el sábado 16 de julio en San Isidro de Alajuela.