Doña Jovita Bonilla es una de las sobrevivientes de la tragedia de Cambronero y aunque ya han pasado ocho meses de aquel duro momento, ella carga en su cuerpo con las lesiones que sufrió y la angustia que siente cada vez que recuerda lo que le tocó vivir.
Esta sobreviviente, quien es miscelánea en una empresa de ventas, nos contó que es un milagro de Dios y que frecuentemente se pregunta cómo logró sobrevivir a aquella desgracia que sacudió al país el 17 de setiembre del 2022.
“La pregunta no es ¿qué me pasó, sino más bien, qué no me pasó? Se me quebró la clavícula derecha, sufrí golpes en la cabeza, en un brazo se me quebró todo, desde el codo hasta los dedos. También sufrí una fractura en un hombro, un golpe en el pulmón izquierdo y en la pierna derecha se me partió el músculo”, dijo esta vecina de Alajuelita.
Ella nos contó que su ojo izquierdo, a raíz de los golpes en la cabeza, se le empezó a hacer más pequeñito y que por esa razón, recientemente, la refirieron a Neurología.
“Lo del ojito me tiene muy preocupada, además ahora todo se me olvida, no se puede imaginar la cantidad de sartenes que se me han quemado porque se me olvida que me puse a cocinar y cuando llegó están quemados. Me dan muchos dolores de cabeza, me llora el ojito y me dan unos calambres terribles en el oído”, dijo.
Ella asegura que le pone bonito a su trabajo, pues estuvo incapacitada cinco meses, hasta el 23 de febrero pasado.
Ella es diabética y padece de presión alta, por lo que su estado de salud se ha complicado.
“El brazo derecho me quedo mal, yo lo muevo, pero no puedo alzar cosas pesadas, para limpiar las ventanas es imposible alzarlos a más altura que el hombro, ya no me puedo arrodillar como antes en la iglesia, yo me arrodillaba siempre y ya no hay manera, porque me quedaron dañadas las rodillas, el lado izquierdo de mi cuerpo no aguanta el peso del resto, y también tengo que dormir con una almohada en el tronco por el golpe en el pulmón”, dijo la señora.
Doña Jovita tiene en su memoria el recuerdo del accidente, por lo que entre más tiempo pasa, más le duele lo que vivió.
“Ese día yo iba para donde mi mamá, quien tiene 91 años y vive en Ortega de Santa Cruz con un hermano mío (José Andrés Orlando Bonilla), seis meses antes de mi accidente a ella le cortaron una pierna, entonces ese sábado decidí ir a llevarle comida, ropa, y verduras. Mi hermano, el que vive con ella, se fue conmigo”, contó.
Desde que se subieron al bus, ellos aseguran que algo no estaba bien, pues recuerda que el conductor no quería hacer esa ruta porque más bien le tocaba otra y salieron casi 25 minutos después de la hora que indicaba el tiquete.
“Estaba lloviendo con viento, yo recuerdo nada más los gritos, los quejidos y el estruendo cuando íbamos para abajo (al guindo). Mi hermano fue quien me salvó la vida, si él no hubiera ido estaría muerta, yo quedé prensada en el bus y él logró soltarme, mis zapatos y mi enagua quedaron dentro del bus. Después de eso yo no recuerdo nada hasta el momento en el que él me iba jalando para salir del bus, y empezamos a subir y arrastrarnos para llegar a la orilla, nosotros salimos solos, sin ayuda de nadie.
“Todo lo que llevábamos se perdió, una cadenita de plata y una esclava de oro, yo llevaba 70 mil colones y cuando nos devolvieron las cosas solo había mil colones en la carterita”, relató.
Doña Jovita asegura que su familia vivió momentos horribles porque pasaron muchas horas para saber si ellos estaban vivos o si estaban muertos. Ella llora cada vez que lo cuenta.
“Mis hermanas hasta se desmayaron, el sufrimiento para mi mamá fue terrible, pero gracias a Dios, primero, y a mi hermano, estoy aquí”, dijo.
Ella nos contó que el pasado 1 de mayo decidió volver a subirse a un bus de esa ruta para ir a ver a su madre y fue una pesadilla.
“El clima estaba como el día de la tragedia, esa lluvia con viento, y me empecé a recordar, iba sola y me puse a llorar atacada, sentí mucho miedo, y fue muy difícil porque la persona que iba sentada a la par no era conocida y yo me puse bien mal, cuando llegué a donde mi mamá me recibieron con un té para los nervios”, dijo.
Este fin de semana ella quería ir otra vez para ir venciendo el miedo, pero debido a los cierres en esa ruta prefiere no ir.
Ella asegura que su hermano sufrió golpes en la cabeza y que todo se le olvida.
“Se pone a cocinar y se le olvida, o le está haciendo desayuno a mi mamá y se va a hacer otra cosa y por eso se le olvida que le iba a dar de comer a mamá, a él le dan dolores en la cabeza y en un tobillo”, dijo.
Doña Jovita asegura que siente que hay una falta de humanidad y desinterés, por parte de la empresa, de todo lo que les tocó vivir. Ella conoce a los dueños de la empresa y pese a que los ha llamado, ni siquiera les contestan.
“Ni siquiera me han preguntado cómo estamos. No puede ser que los buses anden como si nada, esto no puede ser posible, en ese bus íbamos personas humildes y trabajadoras, vamos a llegar hasta las últimas consecuencias”, comentó molesta.
El accidente cobró la vida de nueve personas y dejó 25 heridos.
Las víctimas mortales fueron Juni Cristina Mayorga Díaz, de 54 años; Jenny Gómez Jiménez, de 51 años; Zeneida Farista Castro, de 61 años; Andrey Calderón Olmazo, de 22 años; Kevin Andrés Bolaños Sancho, de 21 años; Vernis Enrique Fallas Salas, de 66 años; Bernon Nain Brown Naranjo, de 50 años; José Alberto Guido Hernández, de 44 años y Víctor Julio Zúñiga Espinoza, de 64 años.