Dicen que el tiempo cura las heridas, pero eso no ha sucedido con Adriana Obando Mena, quien 260 días después de la tragedia de Cambronero, sigue cargando con el dolor, el miedo, la indignación y los estragos sicológicos causados por aquel fatídico 17 de setiembre del 2022, al igual que sucede con todos los que sobrevivieron a ese terrible accidente.
Ella sigue incapacitada, pues todavía carga con las lesiones, su mandíbula se quebró, así como dos costillas y sufrió una gran cantidad de golpes.
Pero lo que más la afecta es la parte emocional, hay noches en las que no puede dormir, y en los últimos días las lluvias y escuchar las noticias sobre Cambronero (cierre de la ruta) la afectan y siente ganas de llorar.
“Todavía me ve el doctor de maxilofacial, me está poniendo un tratamiento para evitar la cirugía, me ve en el Hospital San Juan de Dios una vez al mes, porque las pólizas no alcanzaron para que me siguieran viendo en el Hospital del Trauma, ese tratamiento es para evitar una cirugía que es muy dolorosa.
“No duermo, el accidente está latente en cada uno de mis dolores, sobre todo en la espalda, son terribles. La sicóloga me refirió a siquiatría, ha sido un camino difícil yo no soportaba ni ver un bus, sobre todo los dos primeros meses, pero hubo un momento en que me tocó volverme a montar en uno, pero con un miedo terrible”, dijo la sobreviviente, quien trabaja en una serigrafía.
Adriana nos contó que ella y su papá, Adilio Obando, se subieron en los asientos 7 y 8 del bus, pues tienen familia paterna en Nicoya y su papá quería que fueran a pasear.
“Yo tengo en mi mente las imágenes de todo lo que pasó, siento la impotencia de no poder salir de ahí, porque estaba atrapada, de estar viendo a mi papá lleno de sangre. Él tenía la oreja desprendida, lloraba y les decía a los paramédicos que me salvarán a mí. Yo tenía en mis piernas a una persona que estaba muerta y si me movía esa persona caía al río, así que por humanidad solo pensaba que si me movía, se caía.
“Tengo en mi mente los gritos y el llanto de las personas que iban con nosotros, yo no le deseo esto que vivimos a nadie”, contó.
A don Adilio, la oreja derecha le quedó guindando apenas de un pedacito de piel, pero los médicos se la reconstruyeron, sin embargo, a él le cuesta mucho escuchar.
Su papá también se ha visto afectado emocionalmente porque en las noches se mueve mucho, cuando está dormido.
“Papi tiene 71 años y está muy achicopalado, él era muy activo, ha tenido una desmejora en su salud. Él trata de no viajar en bus y siempre anda caminando, camina bastante”, dijo Adriana, quien es vecina de San Sebastián.
El tío de Adriana también sufrió muchos golpes y al principio estuvo bastante malito.
Ellos pasaron varias horas atrapados en el bus, un tiempo que se les hizo una eternidad.
“Todo esto que nos tocó vivir fue muy duro, yo la verdad necesito olvidarme de todo esto para superarlo, pero es tan difícil”, dijo.
Adriana asegura que lo que más les duele es que la empresa dueña del bus nunca les ha dado apoyo y tampoco ha existido una preocupación por parte del Gobierno.
“No hay solidaridad, es como si el bus llevara animales, nos indigna que la empresa había perdido la concesión, pero seguía dando el servicio, esos buses están en muy mal estado, y lo que queremos es que la historia no se repita porque ningún dinero va a devolver a las personas que fallecieron ni lo que nos ha tocado enfrentar. Con ese caso lo único que han hecho las autoridades es lavarse las manos y tirar la bola de un lado a otro”, lamentó Obando.
Ella asegura que por eso están decididos ha llegar a las últimas consecuencias por la vía legal, porque muchas familias dependen del trabajito al que ahorita algunos de los sobrevivientes no pueden ir por estar incapacitados. Además, entre ellos hay varios casos, como en el suyo, en el que la mujeres son jefas de hogar y con hijos.
La tragedia
La tragedia de Cambronero ocurrió en un tramo de la vía entre San Ramón y Esparza, ese día un deslizamiento se llevó un bus (San José- Bolsón) hasta un guindo y también a una motociclista.
El deslizamiento fue provocado por las fuertes lluvias que desestabilizaron el suelo. Pese al peligro, la carretera no estaba cerrada.
Nueve personas fallecieron y 25 resultaron heridas.
Las víctimas mortales fueron: Juni Cristina Mayorga Díaz, de 54 años; Jenny Gómez Jiménez, de 51 años; Zeneida Farista Castro, de 61 años; Andrey Calderón Olmazo, de 22 años; Kevin Andrés Bolaños Sancho, de 21 años; Vernis Enrique Fallas Salas, de 66 años; Bernon Nain Brown Naranjo, de 50 años; José Alberto Guido Hernández, de 44 años y Víctor Julio Zúñiga Espinoza, de 64 años.