Los dos reos que fueron recapturados el fin de semana pasado, luego de que se fugaran de la cárcel del Zurquí, en Heredia, se niegan a colaborar con la Policía para dar con los otros dos reclusos que escaparon con ellos.
Pablo Bertozzi, director de la Policía Penitencia, dice que han tratado de conversar con los cómplices de los prófugos, pero ellos guardan silencio y eso le pone las cosas cuesta arriba a las autoridades.
“Se ha tratado de conversar con ellos para obtener información, pero ellos prefieren no hablar ni colaborar con la Policía”, informó el jefe policial.
“La investigación está en manos del Organismo de Investigación Judicial, ellos hacen la inteligencia policial y nosotros, como Policía Penitenciaria, les ayudamos en lo que nos sea posible”, agregó.
Las autoridades han recibido reportes de personas que aseguran haber visto a los prófugos, pero al final resultan ser falsos reportes.
“Las personas han llamado para decirnos que los han visto en el sur de San José, por ejemplo. Unos dicen que los ven juntos, otros que solo ven a alguno de los dos, pero cuando verificamos se descartan los reportes”, explicó Bertozzi.
El escape de los cuatro privados de libertad, con edades entre los 16 y 17 años, cuyos no nombres no fueron revelados por tratarse de menores de edad, se dio el sábado pasado en la noche. Los guardas del Centro de Formación Juvenil, localizado en San Luis de Santo Domingo de Heredia, se dieron cuenta que ellos no estaban a las 8 p.m. y de inmediato empezaron la búsqueda.
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Poco después, los oficiales lograron dar con uno de los reos, que estaba escondidos en un charral, a unos 300 metros del centro penitenciario.
El domingo, a las 6 a.m., arrestaron al segundo. Los polis lo vieron mientras cruzaba un puente peatonal sobre la carretera que comunica San José con Limón, cerca de la cárcel.
Fácil escape
Para fugarse, los muchachos despedazaron una parte del cielorraso y rompieron una malla que este tenía. Luego se metieron en el estrecho espacio y gatearon hasta salir por un lado del cuarto, al bajarse corrieron por los matorrales que están detrás de la cárcel.
Los jerarcas del Ministerio de Justicia reconocen que este centro tienen deficiencias en infraestructura y eso facilita los escapes.
De hecho, esta no es la primera vez que el Centro de Formación Juvenil Zurquí queda debiendo en cuanto a la seguridad de su estructura, pues en enero del 2016 otros tres jóvenes también se dieron a la fuga luego de despedazar el cielorraso de una habitación de la sección D.
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“Sin duda alguna hay que realizar mejoras en las condiciones de la infraestructura, tenemos que recordar que la mayor parte de la estructura carcelaria es vieja y eso genera vulnerabilidades”, dijo Bertozzi el fin de semana pasado.
En el 2019, ese centro penal cumplirá 20 años y, aunque no pareciera mucho tiempo para una cárcel, lo cierto es que el paso de los años ya le ha ido pasando factura.