Sucesos

Siete años después de ser herido por las balas de una AK-47, quinceañero sigue luchando

Dereck Durán ha tenido que enfrentarse a la muerte varias veces, pero no deja de luchar

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Dereck tiene 15 años y es un buen estudiante. Foto: Cortesía Noemy Obando

Dereck Durán tiene 15 años, de los cuales lleva siete luchando contra las secuelas que le quedaron tras ser herido a balazos con una AK-47.

Sin embargo, pese a los momentos tan duros que les ha tocado vivir, él y su mamá siguen adelante.

Doña Noemy Obando, madre del joven, nos contó que la batalla no ha terminado ya que, aunque han pasado bastantes años desde que su hijo se convirtió en un sobreviviente, lo han tenido que operar en más de 20 ocasiones y en los últimos años una de esas cirugías lo hizo enfrentarse de nuevo a la muerte.

La vida de esta familia de Pavas cambió el 21 de diciembre del 2014, el menor regresaba de una fiesta infantil con unos familiares, cuando dos hombres que viajaban en una moto por Rincón Grande de Pavas, armaron una balacera. Las balas de la Ak-47 hirieron a Dereck en el abdomen y en la pierna izquierda.

Una primita del menor y un tío también resultaron heridos de bala, pero no fue nada grave.

La balacera ocurrió cuando regresaba de una fiesta. Foto: Archivo LT
El hijo y su mamá son inseparables, la lucha la dan juntos.

Estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Niños ya que esas balas le partieron el intestino en dos y de su columna le sacaron huesos en pedacitos. Incluso, perdió dos discos de la columna.

“Mi hijo es un milagro y Dios nos ha mostrado su amor muchas veces”, dijo doña Noemy.

Este caso conmovió muchos corazones cuando se dieron los hechos, pues empezando su niñez le tocó enfrenar cirugías muy dolorosas y tiempos muy largos en el hospital.

“Los doctores nos dijeron que Dereck quedó con paraplejía y no iba a poder caminar, pero mi hijo hoy camina, arrastra un poco los pies, pero venció ese pronóstico. Sí le voy a decir que no tiene sensibilidad en la pierna izquierda, pero se propuso a caminar y lo logró”, contó la mamá.

Bolsita los hizo sufrir

Aunque en muchos casos, con los años, los baleados van mejorando su condición de salud, la lucha para esta familia no cesa, la mamá asegura que hay momentos en que se sienten agotados y que ya no saben qué hacer, pues la vida los tambalea inesperadamente.

“Por el daño en los intestinos le pusieron una colostomía (bolsita para recolectar las heces) y cuando estaba más pequeño uno de los anhelos más grandes que tenía era que le quitaran esa bolsa, sobre todo para cuando se convirtiera en un adolescente. De todas las cosas que tuvo que enfrentar, esa bolsa era una pesadilla para él”, dijo.

El joven ha pasado siete años de su vida entre hospitales y el quirófano. Foto: Cortesía Noemy Obando (COrtes)

Sin embargo, la operación para quitársela se volvió una tortura, una razón de tristeza y de llanto.

“El 25 de julio del 2019 lo operaron para quitarle la bolsa, pero cuatro días después se puso malito, los doctores temieron por su vida, su salud mental empeoró. Resulta que por dentro sufrió una perforación, la herida se le abrió por dentro, le olía mal y había que hacerle dos veces curaciones, yo tenía que estriparle la herida para limpiarla. Dereck me decía cuando lo curaba: ‘Mamita no me haga eso, prefiero morirme, no aguanto, yo me quiero morir’. A mí me partía el alma, yo le decía: ‘Mi amor es necesario, de no ser por eso no estaría vivo”, recordó la mamá.

No más dolor

Desde ese momento vivieron un retroceso porque Dereck no quería que los médicos lo tocaran más.

“Terminamos otra vez en el hospital y me explicaron que tenía adherencias en el abdomen, tenían que operarlo y sentimos mucho miedo de que muriera, mi hijo perdió mucho tejido. Los médicos nos dijeron: ‘Dereck está muriendo, los órganos se le contaminaron de heces’, la epicrisis dice que tenía peritonitis (inflamación de las paredes internas que cubren el abdomen) terminal”, recordó.

El menor pasó en cuidados intensivos más de un mes y le colocaron la bolsa de colostomía de nuevo.

En el 2016, la historia de Derek conmovió a los Bomberos, quienes le cumplieron su sueño de ser bombero por un día. (Gesline Anrango W)

“Cuando él logró despertarse, lo primero que hizo fue tocarse la pancita y vio que tenía la bolsita otra vez, no puedo explicarle la frustración y la decepción, estuvimos en el hospital desde julio hasta octubre”, dijo.

Cuando el jovencito tenía poco de haber salido del centro médico regresó porque unas barritas que le colocaron en la columna estaban partidas y los médicos les advirtieron que era necesario cambiarlas. De esa operación logró recuperarse muy rápido.

Cirugía esperanzadora

En un último intento, en enero del 2020, los doctores lo volvieron a operar para quitarle la bolsita pues sabían lo que significaba para él. Le hicieron un procedimiento para que con un enema se pueda limpiar el intestino, se llama cirugía de Malone, en esta se conecta la piel de la apéndice con el ombligo, y una vez al día él usa suero y un jabón especial para limpiarse.

“Durante dos años las limpiezas fueron prueba y error, porque sufría accidentes porque no le funcionaba, hasta que una doctora nos ayudó a conseguir un jabón de Castilla (lo traen del extranjero), pero otra vez estamos tratando de solucionarlo porque ya no tenemos acceso a ese jabón, ya creció y le toca la atención en otro hospital”, dijo la mamá.

Casi pierde un dedito

Cuando parecía que los sufrimientos podían ir desapareciendo, un callo en el pie izquierdo puso a la mamá de Dereck en alerta.

Dereck tenía ocho años cuando fue herido. Foto: Archivo LT

“No le dolía, él no tiene sensibilidad en ese pie (izquierdo), pero se vio algo y le molestaba, yo no le vi nada la primera vez, a los días tenía un huequito, lo llevé y le pusieron antibiótico. Fuimos a varias citas, pero él tenía fiebre, en el Hospital de Niños le hicieron curaciones, pero empezaron a pasar los meses y no se le curaba, un día lo llamo para revisarle y donde le quite como el caparazón, estaba lleno de infección, era algo terrible”, contó Obando.

La mamá lo llevó a la clínica de Pavas y le dieron cita con una cirujana.

“Eso le empezó en el dedo pequeñito y cuando fuimos tenía como un raspón en el segundo dedo, la doctora me dijo que no era nada lo que tenía, pero la fiebre no se iba, fuimos al hospital de Niños y cuando yo llego ellos saben que algo grave pasa, me dijeron que fue una bacteria y que denunciara a esa doctora porque la falta de cuidado provocó que la bacteria lo infectara al punto de pensar en cortarle el dedo”, contó.

“Pero, ¿usted cree que con tantas cosas yo pueda tener tiempo para un proceso legal? Mi prioridad es y será mi hijo, los médicos le tuvieron que raspar el hueso muchas veces y así le quedó (nos mostró las fotos), era un hueco. Lucharon para salvarle el dedo y estuvimos de julio a noviembre del 2021 en el hospital”, relató.

Bullying

Esta lucha los ha afectado mucho emocionalmente a los dos, al punto que han tenido que recibir atención psicológica, pues su hijo ha sufrido mucho bullying por su condición, pese a que es un buen jovencito.

“Estamos aquí y seguimos enfrentando todo, algunos días estamos fuertes y otros un poco más débiles, a Dereck le daban terapia cada tres meses con el psicólogo, por el bullying no, sino por todo lo que ha tenido que enfrentar su cuerpo y su mente, él me pidió que necesita ayuda y ahora estamos haciendo grandes esfuerzos para poder pagarle por aparte, porque con la adolescencia le ha costado más. No ha sido fácil nada para él, es un hijo muy valiente”, dijo Noemy quien trabaja como cocinera por contrato con el MEP y muchas veces le ha tocado pedir permiso o vacaciones.

El octubre a ella se le vence el contrato y está pensando en quedarse en casa, aunque pagan alquiler y eso le preocupa mucho. Para subsistir aprendió a pintar y poner uñas, pues siente que su hijo la necesita mucho en este momento de su desarrollo, él es un estudiante con buenas calificaciones que cursa el décimo año en un colegio público en La Sabana.

“Dios ha sido muy bueno con nosotros, él necesita sanar muchas cosas y espero que con las terapias lo siga logrando”, dijo.

Dereck nunca sale de su casa, pero ama andar en bici, su abuelita tiene una y cada vez que puede se la presta, además tiene la ilusión de que en algún momento su mamá le pueda pagar un tratamiento de frenillos que es algo que anhela, pues tiene sus dientitos muy torcidos y no es algo con lo que le pueden ayudar en el hospital, salvó en casos muy especiales.

“Yo lucho para que él este bien, mi salario se va en los gastos de la casa, el alquiler y las citas médicas, nosotros vivimos en los hospitales, siempre pedimos paciencia a Dios. Para los médicos, Dereck es un milagro”, dijo Obando.

Si usted quiere ayudar a este sobreviviente y a su mamá para que puedan seguir pagando las citas del psicólogo o ayudarlo a cumplir su sueño de poderse arreglar sus dientitos, puede llamarlos al 7040-1533, el cual también funciona como SINPE móvil a nombre de Noemy Obando Saenz.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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