Freddy Obando tiene un enorme sentimiento de rencor hacia el sospechoso de matar a su hijo adoptivo Joseph Briones.
“Todo el rencor del mundo se lo dedico a él y si algún día se pusiera frente a mí, lo mato. Me quitó una parte de mi vida”, dice Freddy.
Se refiere a un hombre de apellidos Ríos Mairena, sospechoso de asesinar a cinco estudiantes y de atacar a una colegiala el jueves 19 de enero del 2017 en una casa del barrio La Victoria, en Liberia.
Desde entonces cambiaron las vidas de los familiares de esas seis personas. Aquel día el país conoció desde temprano que había ocurrido uno de los peores asesinatos múltiples en la historia del país. Este viernes se cumple el primer aniversario de esa masacre.
El próximo lunes los familiares de los jóvenes tendrán cara a cara al sospechoso del ataque porque será llevado a los Tribunales de Justicia de Liberia para enfrentar el juicio.
Las víctimas fueron Ingrid Massiel Méndez Serrano, de 24 años, estudiante de Psicología de la UCR; Dayana Martínez Romero, de 24 años, estudiante de Educación y Dirección de Empresas de la UCR; Ariel Antonio Vargas Condega, de 24 años, estudiante de Gestión Empresarial de la UTN, y los novios Stephanie Hernández García, de 23 años, estudiante de Educación y Dirección de Empresas de la UCR y Joseph Briones Solís, de 22 años, estudiante de Dirección de Empresas y Administración Aduanera de la UCR.
A ellos les dedicarán una misa este viernes a las 2 p.m. en la iglesia católica de San José de Upala, confirmaron Socorro Hernández, tía de Stephanie, y Freddy Obando.
Ambos dicen que, a pesar de la ausencia física de sus seres queridos, ninguno ha muerto en sus corazones y que los mantienen vivos en los recuerdos.
Freddy asegura que lo único que quiere es que se haga justicia. "Una persona de esas (como Ríos) es mejor que esté encerrada y no en la calle, porque es una persona muerta, mucha gente lo quiere muerto", dijo.
Abuelita espera verla llegar
Doña Socorro Hernández, tía de Stephanie, cuenta que la vida cambió mucho para ellos y comentó que Alba Hernández, la abuelita de Stephanie, espera verla llegar de nuevo a casa. Es como si se negara a aceptar que está muerta.
"Fue como una hija más para mi mamá Alba, todo ha sido muy triste, siempre en estas fechas ella nos visitaba en Upala", expresó.
Agregó que le duele ver como su mamá aún conserva los libros, la cama y hasta la ropa de Stepfanie.
"Fue una excelente hija, ella decía que en abril (pasado) ya terminaba y que le ayudaría a sus abuelitos. Stepfanie siempre vivió muy agradecida por que a pesar de que somos una familia humilde, mis papás se esforzaban para conseguir todos los materiales y la plata para que ella terminara sus estudios", dijo Socorro.
Sobreviviente perdió un año
Socorrro cuenta, además, que la sobreviviente del ataque –una adolescente prima de Stepfanie– ha tenido que ser muy fuerte desde el momento de la tragedia.
Sostuvo que debido a lo ocurrido la muchacha perdió el octavo grado del colegio, pero que la familia sueña con verla triunfar e ir reformando su vida.
El sospechoso de esta masacre vivía con la mamá y con el padrastro, pero a veces se pasaba a dormir a la casa de los abuelos. Las dos viviendas están en la misma propiedad donde los estudiantes alquilaban.
A Ríos lo detuvieron la mañana del viernes 3 de febrero del 2017 en la casa de los abuelos, a pocos metros de donde vivían los muchachos. Una de las principales pruebas que halló el OIJ fue una huella digital de Ríos en un apagador.
Ríos sigue insistiendo en su inocencia.