Valery Fennell Quirós es una joven madre muy devota de la Virgen de Los Ángeles, sobre todo porque asegura que fue La Negrita quien las salvó a ella y a su pequeña hija de morir luego de ser atropelladas por un carro cuando hacían su primera romería juntas en el 2015.
Es por este motivo que la valiente mamá –de 23 años– decidió unirse este jueves a los miles de católicos que caminan hasta la basílica de Los Ángeles en Cartago. Y lo hará pese a que por su mente andan aún los recuerdos del accidente.
“Yo le agradezco mucho a la Virgencita, le tengo mucha fe porque siento que ese día fue ella la que nos salvó, si no fuera por ella no estaríamos aquí”, sostiene.
El accidente ocurrió la tarde del sábado 1 de agosto del 2015. Aquel día Valery, su exnovio y la hija de ambos (que entonces tenía 10 meses) fueron arrollados por el carro que llevaba un chofer de apellido Hernández. Pasó al frente de la empresa Agropro, en San Vicente de San Rafael de La Unión, Cartago.
“Desperté en el hospital y pregunté por mi hija y me dijeron que estaba en el Hospital Nacional de Niños, que estaba bien pero que tenía un coágulo en el cerebro”, recordó. La noticia fue durísima.
Asegura que el primer milagro de la Virgencita fue permitir que los tres sobrevivieran, especialmente su bebita, pues el coche en el que la llevaban quedó despedazado. El segundo milagro fue que sanara la cabecita de la niña.
“En el transcurso de la madrugada (después del atropello) a mi hija se le quitó el coágulo, pero me dijeron que igual la iban a tener que dejar ahí (en el hospital) para revisarla", añadió.
Valery y el papá de la pequeña fueron dados de alta el 2 de agosto y de inmediato se fueron soplados al Hospital Nacional de Niños para acompañar a la chiquita hasta que finalmente le dieron la salida, cerca de dos semanas después.
Temor a salir
Valery contó que la recuperación fue muy difícil. Por el golpe del carro sufrió una lesión bastante grave en ambas rodillas; sin embargo, lo más complicado fue superar el trauma.
“Después del accidente me agarró como fobia a salir, le tuve como miedo a la sociedad, duré seis meses sin salir hasta que de a poco empece a salir de nuevo”, contó.
Aunque al momento del atropello la chiquita era muy pequeña, su mamá asegura que ella también quedó con secuelas. Ahora, con 4 años, les tiene miedo a los carros.
“Cuando vamos caminando por la orilla de la calle me agarra duro la mano y me dice que ojalá salgamos de ahí rápido”, añadió.
Pese a estas situaciones la joven madre y su hija no han permitido que los temores las detengan.
Fe intacta
Otras personas que hubieran pasado por una situación como la que vivió Valery quizás no volverían a hacer la romería, pero no es su caso, así que ella caminará hasta los pies de la Virgencita por tercera ocasión desde el atropello (solo ha faltado a la del 2016), pero ahora irá sin la niña.
“Me gustaría llevarla y explicarle lo que nos pasó, ella sabe más o menos que fue un accidente, pero es que ella les agarró miedo a los carros. Yo espero en Dios que más adelante se le quite ese gran susto que tiene para que, Dios mediante, pueda hacerla (romería) con nosotros”, contó.
Para este año Valery caminará hasta Cartago con una prima, el esposo de esta y sus sobrinas. Los parientes le dijeron que deseaban hacerle compañía para que no se sienta triste al recordar el accidente.
“Creo que Dios le da mucha fuerza a uno para superar esas cosas, por eso yo me agarro de Él y me digo: vamos, valiente”.