La retratista Leiryn Alvarado decidió renunciar al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) en febrero para perseguir su sueño de ser artista y tener su negocio propio.
Ella trabajó durante cinco años haciendo retratos hablados de asesinos, violadores, ladrones, estafadores y todo tipo de delincuentes y asegura haber vivido experiencias que la marcaron para toda la vida.
Uno de los más conocidos fue el del llamado “monstruo de Liberia”, el hombre condenado por matar a cinco estudiantes en aquella ciudad de Guanacaste.
El arte ha estado en su vida desde que era niña. Jugaba a hacer figuras con plasticina y collares y pulseras; sin embargo, los comentarios negativos que recibió durante años la hicieron posponer sus sueños.
“Desde antes de entrar a la universidad, cuando decía que quería estudiar algo relacionado con arte, mis amigos y familiares me decían que cómo se me ocurría, que de eso no se puede vivir y entonces decidí estudiar Sociología. Tiempo después me hicieron una operación que requirió mucho tiempo de recuperación y ahí empecé a pintar", cuenta.
“Mis primeros dos cuadros fueron bastante buenos para una persona sin experiencia y sin preparación, hasta me ofrecieron comprarlos pero yo no pude venderlos porque significaban mucho para mí”, recordó.
Luego de eso Leiryn se armó de valor y, pese a las críticas, se cambió de carrera y se metió a estudiar Arte y Comunicación Visual en la Universidad Nacional, donde se graduó como licenciada.
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Cuando terminó la carrera metió los papeles para entrar al OIJ como retratista, pero tuvo que esperar dos años para entrar.
“Tenía que hablar con víctimas que llegaban o se desahogaban mientras recordaban lo que les había pasado. Yo los escuchaba y sentía la responsabilidad de dar mi mayor esfuerzo a la hora de hacer los retratos.
“Me tocó trabajar con personas de todas las edades; niños, adolescentes, adultos, viejitos. Es curioso porque antes yo creía que trabajar ese tipo de cosas con niños era muy complejo, pero más bien el nivel de exigencia que me pedían ellos a la hora de hacer los retratos ayudaba muchísimo”, aseguró.
“Muchas de las personas que sufrían ataques llegaban el OIJ, pero también me tocó muchas veces visitar a las víctimas en casas y hasta en hospitales cuando estaban a punto de morir”, añadió.
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Lejos de la violencia
Dice que además de meterse de lleno en su carrera artística, una de las razones de más peso para salir del OIJ fue el alejarse de la violencia.
“El trabajo que tenía era muy cuadrado y rutinario y yo no calzaba mucho con eso; además, el estar consumiendo casos llenos de violencia, muerte, violaciones, robos y todo eso me cargaba demasiado y ya hasta me estaba afectando físicamente. Desde que salí de trabajar dejé de ver noticias porque quiero alejarme de todo eso”.
Ahora está enfocada en diseñar ropa, bolsos, zapatos, bisutería y vender las jarras, camisetas y demás piezas que hace para sacar adelante su negocio.
“Al fin se eché al agua y estoy muy emocionada”, concluyó.
Si usted está interesado en sacar una cita para ir al estudio de Leiryn o quiere hablar con ella sobre los productos, puede contactarla por medio del WhatsApp 8950-3588.