Sucesos

Resentimiento provocó que joven asesinará a su familia

Crimen ocurrió el día en que padre e hijo debían asistir a una audiencia

EscucharEscuchar
crimen de familia en cartago 1896
El triple crimen ocurrió en la casa de la familia. Fotos: La Nación 1986 (GRUPO NACION )

Una denuncia por el robo de unos tubos y muchos resentimientos acumulados, entre un padre y su hijo, desataron una terrible tragedia que acabó con la vida de tres miembros de una familia.

Don Marcial Mora, de 57 años, era un comerciante, se dedicaba a polaquear todo lo que podía. Él era un hombre muy atractivo y siempre andaba muy bien vestido.

Mora era vecino de Santa Elena de Corralillo de Cartago, estaba casado con Anavinia María Fallas, de 24 años, de cuya relación nacieron tres hijos: Herbert, Sandra y Ana.

Pero don Marcial había tenido varias parejas, por lo que sus hijos, de 17 años y nueve años, también vivían con él, por lo que Anavinia le ayudaba con la crianza.

Don Marcial tenía problemas constantemente con su hijo, de 17 años, por lo que había decidido echarlo de la casa, por lo que el muchacho se refugió en la casa de una familia de la zona que le dio “abrigo”.

crimen de familia en cartago 1896
Los cuerpos fueron levantados por el OIJ. (GRUPO NACION )

“Don Marcial era un comerciante al que la gente conocía bien porque era el que salvó con sus ventas a plazo a más de uno. En la comunidad él y su familia eran muy conocidos, yo trabajaba como camionero y lo conocí porque varias veces fui su cliente. Él estaba preocupado porque tenía mucho problema con su hijo, el muchacho se le había revelado y él tenía su carácter, quería enderezarlo y no le aguantaba nada”, comentó Joaquín Cerdas, conocido de don Marcial.

Don Marcial y su hijo tuvieron un broncón cuando él acusó al muchacho de haberle robado unos tubos de cañería que él tenía en su casa, por lo que fue a la Policía y presentó una denuncia formal, según don Joaquín no estaba dispuesto a aceptar ninguna mala costumbre de ninguno de sus hijos.

Al hijo de don Marcial y al señor los citaron en la Guardia Rural para una audiencia debido a la denuncia, por lo que ambos se tenían que presentar el 22 de marzo de 1983, pero ese día todo cambió.

crimen de familia en cartago 1896
Así informaron los medios la tragedia. (GRUPO NACION )

El muchacho, en lugar de irse a la audiencia, llegó a la casa de su papá a las 10 de la mañana, entró y logró llegar hasta el patio, donde estaba don Marcial, donde de inmediato empezaron a discutir.

“El muchacho tenía un cuchillo de carnicería de 18 centímetros y luego de una pelea lo que se supo es que atacó a Marcial, le provocó muchas heridas, descargó todos sus resentimientos contra su padre, fue algo aterrador”, dijo Joaquín,

Don Marcial trató de defenderse, su hijo se cortó dos dedos de la mano izquierda durante el forcejeo.

crimen de familia en cartago 1896
Elbert Mora fue asesinado por gritar. (GRUPO NACION )

Doña Anavinia había dado a luz tan solo 17 días antes, tenía a su bebecita lista para bañarla, cuando se percató de lo que ocurría, por lo que corrió para tratar de ayudar a su esposo.

Ella corrió y logró agarrar una pistola, pero no se animó a disparar, por lo que el muchacho la mató en la cocina.

El hermanito, de 5 años, al ver lo que había ocurrido, empezó a gritar desesperado, gritaba tan fuerte que su hermano para silenciarlo lo hirió hasta matarlo.

A las niñas más pequeñitas no les hizo nada.

crimen de familia en cartago 1896
Marcial Mora fue asesinado por su hijo. (GRUPO NACION )

“A ellas los vecinos las encontraron con rastros de sangre en la carita y el cuello, pero no estaban heridas, eran muy chiquiticas.

“Han pasado muchos años, pero uno jamás olvida algo así, así que cada vez que puedo le rezo a él y a su familia, y también por sus niñas que sobrevivieron, pero es algo de lo que casi no me gusta hablar ni recordar, porque qué dolor, siempre desde pequeños les he dicho a mis hijos que aunque muchas veces no estén de acuerdo conmigo o mi esposa nunca se le pierde el respeto a un padre, porque uno a veces es estricto, pero hasta que ellos no se convierten en padres no lo entienden, pero ya luego le dan a uno la razón”, relató Cerdas, quien llegó un día después de lo ocurrido a la casa de don Marcial.

crimen de familia en cartago 1896
Anavinia Fallas. (GRUPO NACION )

El joven, luego de cometer el triple crimen, regresó al patio y le quitó a su padre 685 colones que andaba en el pantalón, el equivalente a 22.605.89 colones costarricenses en la actualidad.

Uno de los hermanitos que sobrevivió, el de nueve años, corrió pidiendo ayuda por el pueblo y logró llegar a la delegación de la policía, donde dio aviso de lo que pasó, y contó lo que había observado.

Varios vecinos corrieron a la casa y confirmaron la desgracia, ellos se encargaron de auxiliar a la bebé y a la niña de dos añitos.

El menor se llevó el cuchillo y lo lavó en un río que estaba cerca de la casa donde vivía, se cambió la ropa y la escondió en una cueva que estaba cerca de unos cafetales, él conocía la zona como la palma de su mano.

Según se informó en La Nación del 24 de marzo de 1983, el joven se fue a bañar a mediodía en la casa donde vivía, una joven que estaba ahí, les dijo a los oficiales de la Guardia Rural que el muchacho llegó muy contento, que cantó a “galillo pelado” y estuvo un largo rato en el baño.

Nadie creía que el muchacho había hecho un daño así, incluso, los oficiales detuvieron a un vecino de don Marcial con el que por muchos años tuvo problemas.

La noticia corrió por toda la comunidad, había tristeza y mucho temor.

“La gente no podía creer que algo así había ocurrido, si uno se ponía a pensar en eso, le daban escalofríos”, comentó Joaquín.

El sospechoso, luego de bañarse se fue y agarró un bus con planes de llegar a Grecia, donde iba a visitar a unos parientes.

En el pueblo no se dejaba de hablar de otra cosa, un guardia rural iba en el bus, y observó al muchacho que tenía dos heridas en sus dedos.

Una corazonada de que ese joven podría estar involucrado en el triple crimen provocó que cuando el oficial se bajó del bus, en el Centro Turístico El Quijongo, buscara rápido un teléfono público para llamar a la delegación y pedir que mandaran una patrulla.

Antes de que el bus llegará a la parada, los guardias lograron detener al muchacho y lo llevaron hasta la delegación.

Cuando los oficiales agarraron al menor solo insistía en no saber nada de lo que pasó.

Solo unos meses

Según publicó La Nación en 1983, el doctor de medicina legal Fernando Garzona lo interrogó durante varias horas, hasta que el muchacho le dijo que actuó de forma tan violenta por los resentimientos que tenía contra su padre.

Al muchacho lo detuvieron y lo sometieron a varias pruebas sicológicas, estuvo preso en el centro para menores que se ubicaba a la par de la cárcel Jorge Arturo Montero, La Reforma. Ahí permaneció durante varios meses, pero como era menor de edad lo tuvieron que poner en libertad porque en ese tiempo no había una ley que permitiera juzgarlo.

“Ese muchacho anduvo rondando un tiempo, se le vio cerca de dónde ocurrió la desgracia, incluso nos contó una vecina que mucho tiempo después trató de tener un acercamiento con las hermanas, pero parece que las familias que se hicieron cargo de ellas, personas de un gran corazón porque les dieron mucho amor, no lo dejaron acercarse. Además, parece que las muchachas no quisieron tampoco acercarse, aunque no recuerdan lo que pasó, pero sí sabían lo que había sucedido, porque las familias que las acogieron nunca les ocultaron la verdad”, dijo Joaquín.

Los cuerpos de la familia tenían herida de cuchillo. (Edgar Chinchilla, corresponsal GN)

Las pequeñas Sandra y Ana fueron dadas en adopción, una a su madrina y otra a una vecina de la familia.

“Usted sabe que el tiempo va curando las heridas en el pueblo, durante muchos años se habló del tema, la gente que vive ahí, todavía recuerda esta desgracia que solo fue desatada por los resentimientos entre padre e hijo, lo cual es muy duro, porque mucha gente lo vive. Ahora uno solo piensa que ellos ya están en paz, y que los que quedaron en la tierra les arrebataron el amor de sus padres. Yo no volví por allá, aún tengo varias amistades, pero con mucha sinceridad le digo que ni siquiera quiero pasar por ese lugar, la última vez que anduve cerca fue hace demasiado y ya vivían otras personas, esto conmovió al país cuando ocurrió”, dijo Cerdas.

Don Joaquín asegura que le hubiera encantado compartir muchas conversadas más con Marcial.

“Tenía una gran visión para los negocios, era un buen conversador y su esposa era una mujer llena de juventud con un gran carisma, enamorada de sus hijos”, concluyó.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.