Si algo tiene a favor la llamada “Reina del sur” tica en comparación con la “Reina del sur” mexicana es que la primera es real y la otra es un personaje inventado.
Eso sí, las dos tienen lo suyo en cuanto a belleza.
La reina de mentirillas, la de México, se llama Teresa Mendoza y es la protagonista de un libro del escritor español Arturo Pérez Reverte, que la pintó como una poderosa y bella narcotraficante.
Para la popular serie de televisión basada en el libro escogieron a otra guapa, Kate del Castillo, quien agarró más fama por la interpretación y por haberse entrevistado con el Chapo Guzmán en el 2015.
La “reina” de la vida real se llama Sandra Ávila Beltrán, tiene ahora 58 años y es una de las primeras mujeres en llegar al nivel de capo (jefe) en el narco mexicano. Mide 1,75 metros contra el 1,55 metros de la costarricense Cristel Gómez Espinoza, de 24 años.
Ávila fue bautizada por los medios de su país como la “Reina del Pacífico” porque manejaba las finanzas del cartel de Sinaloa (en el Pacífico mexicano). Incluso llegó a organizar una flota de barcos atuneros en que los iban 10 toneladas de cocaína en cada uno hacia Estados Unidos.
La tica no llegó a tanto, pero el OIJ informó que era ella quien abastecía de cocaína a bandas del Valle Central, entre ellas la de Erwin Guido Toruño (alias el Gringo).
Gracias a la telenovela mexicana es que Cristel Gómez Espinoza, de 24 años, fue bautizada “la Reina del sur” tica porque compartía algunas semejanzas con la reina real y con la que esta inspiró. Dos de esos rasgos son su fuerte carácter y su belleza aunque la tica es blanca y la mexicana morena.
Siempre elegante
El personaje de Teresa Mendoza (el que hizo Kate) le hace honor a Sandra Ávila, a la que muestra como una mujer elegante, pero hay quienes creen que se queda corta porque Ávila incluso era descrita más como una reina de belleza que como una poderosa narcotraficante.
Hasta Los Tigres del Norte cantan un corrido famoso (La Reina del Sur), que dice “a veces de piel vestía, de su tierra se acordaba, con botas de cocodrilo y de avestruz la chamarra”.
Sandra Ávila nació en Baja California, México, y desde muy joven se caracterizó por ser un mujerón de cabellera negra y maquillaje impecable. Fotos de joven la muestran en todo su esplendor.
Sumado a su belleza la “Reina del Pacífico” siempre andaba con ropa muy elegante y llena de joyas. Tenía debilidad por collares gruesos de oro y viajaba en lujosos carros, casi todos último modelo.
En el perfil de Facebook de la tica se le puede ver vestida también con elegancia, aunque en otras fotos aparece muy sencilla, quizás por estar en la casa o en la playa.
Al momento de ser detenida en el 2007, en un restaurante en San Jerónimo, en la Ciudad de México, Sandra Ávila se veía espectacular, como si se hubiera arreglado para un desfile o como si supiera que iban a llegar por ella.
Fueron pocas las veces en las que no se veía como una modelo. Se sabe que cuando estuvo presa siempre le pedía a su abogado que le llevara maquillajes de los más finos como si le hiciera honor a aquello de “antes muerta que sencilla”.
Tica en mal momento
Cristel Gómez, la Reina del Sur criolla, se esforzaba a diario por verse hermosa y elegante. Usaba maquillaje y ropa que destacaban sus mejores atributos y así se le ve en algunas imágenes de su Facebook, en las cuales se nota que se cambiaba el color del pelo con cierta frecuencia.
En algunas lo tiene negro, en otras caoba, con el rubio de ahora e incluso rosado.
Sin embargo, no tuvo tanta suerte como Sandra Ávila al momento de ser detenida. Cuando el OIJ la capturó el martes, a las 10:20 de la mañana, en la tienda de un centro comercial en Palmar Norte de Osa esta sencillita, con un enterizo corto, chancletas, el pelo recogido y con la cara lavada.
Mundo de las drogas
Hay diferencias y semejanzas entre Gómez y Ávila, que tiene en común haber conocido el mundo del narcotráfico siendo muy jóvenes.
En el caso de Cristel cuando era una niña se vio involucrada indirectamente con este mundo de drogas por su papá Alberto Gómez Calderón, quien estuvo secuestrado durante 6 meses por aparentemente haber participado en un tumbonazo (robo de droga).
El ingreso de Sandra no fue tan de golpe. Conoció estos negocios más que todo por un asunto pues es sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, un narco conocido como “el jefe de jefes” y su papá –Alfonso Ávila Quintero– es el fundador del cartel Guadalajara y familiar de Rafael Caro Quintero (detenido en Costa Rica en 1985).
Otra coincidencias entre ambas es que ninguna consumía cocaína. Su labor era moverla de un lugar a otro, siempre del sur al norte. Ávila buscaba la forma de pasarla de México a Estados Unidos y Gómez, según las autoridades costarricenses, de Panamá hacia nuestro país.
En una entrevista al medio inglés The Guardian, Sandra dijo que nunca consumió droga para evitar que los hombres la trataran como un trofeo. “Los hombres piensan que eres otra mujer desechable, no te van a respetar”, afirmó.
De momento el destino de la Reina del Sur tica está en manos de la Fiscalía. Sandra Ávila ya pagó su condena, quedó libre en el 2015 después de cumplir una condena de 7 años por lavado de dinero y el año pasado logró que la Procuraduría General de la República de México le devolviera una casa valorada en ¢113 millones.