La familia de Mariana Leiva Fernández, de 36 años, quien fue asesinada por su esposo el 5 de marzo en Liberia está indignada porque la defensa del sospechoso pidió que le hagan pruebas psiquiátricas.
El esposo, un hombre de apellido Sequeira, de 32 años, después del homicidio se fue para la delegación y les contó a los policías lo que hizo, y les dio la dirección de su casa.
El hombre, según informó la Fiscalía, se sometió a un proceso de flagrancia, y mientras le dictan sentencia le recetaron prisión preventiva, sin embargo, la audiencia quedó suspendida el viernes pasado porque la defensa del sospechoso pidió que le hicieran pruebas psiquiátricas y volverán al banquillo el 6 de abril cuando el juez verá los resultados de las pruebas e indicará si las acepta o se da la acusación.
Si el sospechoso negocia con el Ministerio Público la pena podría disminuir hasta en un tercio.
Está situación cayó como balde de agua fría en la familia de Mariana. Su tía doña Vilma Fernández aseguró que ya ha sido muy duro todo lo que están viviendo para que ahora el sospechoso alegue algún problema mental.
"Era de esperarse que él se iba acoger a Flagrancia, pero esta nueva prueba nos deja con mucho temor que después quede libre o le dicten una pena muy baja. En el tiempo que nosotros tenemos de conocerlo nunca supimos que tuviera algún problema psiquiátrico", dijo doña Vilma.
La tía asegura que su hermana, la mamá de Mariana, está muy afectada por la ausencia de su hija y ellos quieren confiar en el proceso.
Doña Vilma se mantenía siempre en contacto con su sobrina por chat, mensajes y redes sociales, la última vez que se vieron fue el 25 de diciembre cuando Mariana se ofreció a llevarla al aeropuerto desde Liberia.
"Tenemos mucho dolor por su muerte, la recordamos como una mujer alegre y siempre se le veía contenta, feliz. Es duro ver a mi hermana así con ese dolor por su hija", dijo Fernández.
[Mujer asesinada por el esposo estuvo el sábado en tope de Liberia]
Mariana fue degollada y según el OIJ el hombre le prendió fuego después de matarla. Ella era ama de casa pero tenía estudios en producción industrial, el sábado antes de su muerte participó en el tope de Liberia.
La pareja cumpliría en mayo cinco años de casada y vivía en el residencial El Río, en el barrio Capulín.