La incertidumbre por la misteriosa desaparición de Dunia Jiménez Yasling, de 49 años, llegó a su fin; sin embargo un profundo dolor acompaña a sus seres queridos, pues se confirmó el peor de los escenarios: Jiménez fue víctima de un atroz homicidio.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ), tras una espera de más de dos meses, finalmente confirmó que los restos humanos que fueron quemados en una playa de Guanacaste en efecto corresponden a los de Dunia.
La lamentable noticia fue confirmada a La Teja por Marlen Mclelland Jiménez, hija de Dunia, quien contó que los agentes de la Policía Judicial la contactaron el pasado martes 11 de julio para brindarle dicha información.
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“Ellos me llamaron y yo estaba trabajando, cuando recibí esa llamada se me paró el corazón. Me dijeron que si les podía dar un momento y fue ahí cuando un muchacho me dijo que la prueba de ADN les acababa de llegar y que les dio resultado positivo, que los restos que habían encontrado sí eran de mi mamá”, contó Marlen.
Mclelland dijo que fue tanto el dolor que sintió en ese momento que no pudo contener el llanto, ya que aunque desde hace tiempo se había preparado para recibir una noticia de ese tipo, en el fondo de su corazón mantenía la esperanza de que su madre fuera encontrada con vida.
“Para mí ha sido muy difícil, al menos ese día encontré esa paz, en el sentido de que uno sabe que ella ya está descansando y que ya está con la familia”, añadió Marlen.
La pesadilla que viven Marlen y toda su familia inició el lunes 24 de abril anterior, día en el que su mamá fue vista por última vez en la comunidad de Brasilito de Santa Cruz, Guanacaste, donde vivía desde hace año y medio.
Según un vecino, Dunia fue vista mientras apreciaba el atardecer, desde ese día no se volvió a saber nada de ella.
Sin pistas
Tras confirmarse que los restos encontrados el pasado 11 de mayo en una playa en Brasilito corresponden a los de Jiménez, el OIJ abrió un caso para investigar el homicidio de Dunia; sin embargo, según contó su hija hasta el momento los avances han sido mínimos.
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“El punto es ese, desde que me dijeron (resultado de la prueba de ADN) yo he estado llamando para preguntar cómo iban con eso, pero a la fecha no he vuelto a saber nada”.
Marlen contó que incluso tuvo que recurrir al OIJ de Alajuela para pedir ayuda, pues en reiteradas ocasiones ha tratado de contactar al investigador que lleva el caso de su mamá en Santa Cruz, pero no ha tenido éxito.
“Lo que me da miedo es que un día me llamen y me digan que se va a cerrar el caso porque no hay pistas”.
— Marlen Mclelland, hija de Dunia.
“Después de que se confirmó lo de mi mamá yo llamé una vez al agente y sí me atendió la llamada, pero después de eso lo he llamado y no me reciben las llamadas, me devuelven como con la asistente. Desde hace un mes estoy esperando la llamada”, aseguró.
Mclelland explicó que hasta el momento desconoce si la Policía Judicial tiene a algún sospechoso en la mira o si, al menos, tiene una versión preliminar de lo que pudo sucederle a su mamá, situación que le causa gran angustia.
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Mucho temor
Además del enorme dolor que carga consigo tras confirmarse la muerte de su madre, Marlen también lucha con el temor que siente a diario, pues la espanta la idea de que él o los responsables del crimen puedan hacerle más daño a su familia.
“A mí me da miedo porque no tenemos claro porqué le hicieron eso, si fue que alguien estaba obsesionado con ella o algo así, son muchas cosas, entonces a mí ya no me hace ni gracia salir, porque en el fondo me da miedo”, confesó.
“Para mí ha sido muy duro porque la vida no vuelve a ser la misma, es como que uno se apaga”.
— Marlen Mclelland, hija de Dunia.
El único consuelo que Marlen ha encontrado en medio de esta difícil situación es que, al menos, tuvo la oportunidad de darle el último adiós a su mamá rodeada de personas que realmente la querían.
“Yo hice la ceremonia en la sala de velación de San Rafael de Alajuela, porque había mucha gente que quería despedirse de mi mamá, porque ella se ganó el cariño de muchísimas personas, ese lugar estuvo lleno, a como se iba la gente llegaba otra”, dijo con resignación.