Un grupo de oficiales se paseó en el negociazo de unos vivazos que pretendía llenarse los bolsillos vendiendo cinco mil kilos de cebolla que metieron al país de forma ilegal y que, en apariencia, estaban contaminadas.
El decomiso fue realizado por uniformados de la Fuerza Pública y la Policía de Fronteras en Santa Elena de Santa Cecilia, en la Cruz de Guanacaste.
El operativo se dio entre la noche del viernes y la madrugada del sábado; sin embargo, el Ministerio de Seguridad Pública lo dio a conocer hasta este domingo.
Según las autoridades, el contrabando de cebollas, valorado en más de ¢6 millones, estaba almacenado dentro de la propiedad de un vecino del lugar, quien dijo que él no sabía quién había metido ese montón de cebollas dentro de su terreno.
Al investigar un poco más, los oficiales descubrieron que el cargamento de cebollas habría sido traído desde Holanda y tenía prohibido el ingreso a Costa Rica por razones de salubridad y falta de permisos.
Sin pensarlo dos veces, los oficiales decomisaron las cebollas y se pusieron en contacto con la Policía de Control Fiscal para que la carga fuera llevada bajo custodia hasta el almacén fiscal más cercano. Además de las cebollas, las autoridades también localizaron varios sacos con naranjas, las cuales en apariencias fueron introducidas ilegalmente desde Nicaragua.
Pero el operativo no terminó ahí, pues cerca de la bodega en la que estaban las cebollas, los oficiales sorprendieron a un taxista que dentro de su chuzo tenía 127 pares de zapatos que presuntamente fueron introducidos ilegalmente desde el país del norte.
El transportista, cuya identidad no se dio a conocer, no quedó detenido, pero si tuvo que irse con las manos vacías. Los oficiales tampoco lograron dar con el paradero de los vivazos “dueños” de las cebollas.