Manuel Salas y Fiorella Guerrero son dos de los oficiales de la Fuerza Pública que estuvieron tratando de poner orden en los bloqueos y ambos están todos llenos de moretes y dolores musculares producto de las piedras y botellas que le tiraron.
Salas trabaja para el Ministerio de Seguridad Pública desde hace 20 años y Guerrero desde hace tres.
Manuel estuvo en Quepos y en su memoria aún está la imagen del compañero al que le lanzaron una bomba molotov.
“Ellos (los protestantes) están preparados como si eso fuera un campo de guerra, en el arrozal tenían sacos con piedras, tenían botellas esparcidas y solo jalaban gasolina, mecha y encendedor.
“Una persona de manera traicionera nos arroja, desde el arrozal, una botella de vidrio con gasolina y una mecha; esa botella pasa en medio mío y de un compañero y le cayó a otro compañero en medio de los pies (...) Él salió envuelto en llamas, tuvo unas quemaduras, pero gracias a Dios nada grave”, comentó Salas.
Tampoco olvida como los manifestantes la emprendían contra los oficiales, cuando ellos solo daban su servicio.
“La turba se acrecentó de tal manera que se volvió insostenible, personas que venían de otros lados de Quepos se juntaron, se volvió incontrolable", aseguró el oficial.
La otra policía, de apellido Guerrero, también describió los momentos como muy agobiantes, pues vio a compañeros con golpes en la cabeza y era inevitable que a más de alguno no se le salieran las lágrimas por la impotencia de saber que sus vidas corrían peligro.