El humilde barrio La Victoria, en Liberia, era un lugar poco conocido por el país; sin embargo, en enero de este año un hombre se encargó de ponerlo en todos los titulares de los medios por una masacre que él cometió.
Se trata de un sujeto de apellidos Ríos Mairena, de 33 años, mejor conocido por los costarricenses como el “monstruo de Liberia” por ser el sospechoso de asesinar a Joseph Briones, de 22 años, Ariel Vargas, Stephanie Hernández, Dayana Martínez e Ingrid Méndez, estos últimos de 24 años.
El caso se remonta al jueves 19 de enero, cuando dentro de un pequeño apartamento fueron encontrados los cuerpos de los cinco jóvenes. Había sido amarrados y degollados.
En medio del shock provocado por la masacre las autoridades encontraron un rayo de esperanza, pues en medio de los fallecidos se encontraba una joven de 14 años, prima de Stephanie, quien aunque fue herida logró sobrevivir al ataque.
La joven fue una pieza vital para las autoridades, pues ella les describió el rostro del “monstruo de Liberia” y además les indicó que el asesino tenía un tatuaje con letras chinas en la parte derecha de su espalda.
Retrato clave
Con esta descripción el OIJ creó un retrato hablado, que en cuestión de minutos estaba circulando en redes sociales y en medios de comunicación, además generó una ola de llamadas y reportes.
Por más de 15 días todo el mundo buscó al sospechosos hasta por debajo de las piedras, pero no fue sino hasta el viernes 3 de febrero que el OIJ logró pegar a Ríos Mairena, quien estaba dentro de una casa en la que vivía junto a su mamá y su padrastro en el mismo barrio La Victoria, a pocos metros de la escena del crimen.
Según el OIJ, además de coincidir con la descripción dada por de la única sobreviviente, hallaron otras evidencias que vinculan a Ríos con el caso, como una huella dactilar; además de que en su casa se había un cuchillo, una pantaloneta y unos zapatos con rastros de sangre, detectados por un perro.
Luego de la detención se dio a conocer que el 24 de julio del 2012 Ríos recibió una sentencia de ocho años por narcotráfico y estuvo encerrado en la cárcel de Liberia.
Entre el 9 y el 24 de julio del 2014 estuvo en una granja del centro penal de Nicoya porque ya había concluido la mitad de la condena y se veía apto para ese beneficio. Sin embargo, ahí estuvo solo tres semanas porque se peleó con otro reo.
En el 2015, el juez de ejecución de la pena ordenó la libertad condicional, pese a que el Instituto Nacional de Criminología se opuso.
Tras permanecer más de seis meses en prisión preventiva en el ámbito de Máxima Seguridad de La Reforma, el jueves 19 de octubre el Ministerio Público informó que el caso fue elevado a juicio; sin embargo, aún no hay una fecha definida.