El terrible episodio en el que un chofer colérico persiguió, atropelló y mató a un motociclista por un pleito en carretera, marcó a varios vecinos de San Pedro de Santa Bárbara en Heredia.
El hecho ocurrió este lunes a eso de las 4:30 de la tarde, a pocos metros de donde se encuentra ubicada la venta de carros Matusago.
La Policía Judicial identificó al motociclista fallecido como Raúl Zambrana Durán, de 36 años, quien era vecino de la Guácima de Alajuela y padre de una bebita de tan solo un año y siete meses.
El chofer del vehículo fue detenido ese mismo día por la Fuerza Pública, se trata de un adulto mayor de 75 años y de apellidos Cordero Vega, quien en apariencia se dedica a trabajar como taxista informal en Santa Bárbara.
El Ministerio Público informó que el detenido tendrá que pasar dos meses en prisión preventiva como sospechoso de los delitos de homicidio y daños. La investigación continúa bajo el expediente 19-2100-059-PE.
El castigo por el delito de homicidio simple es de entre 12 y 18 años de prisión.
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En medio del peligro
Este trágico hecho llenó de tristeza a todo el barrio herediano, así lo contó Silieth Ugalde, una vecina que todavía no logra reponerse de las imágenes tan fuertes que vio la tarde del lunes.
“Yo estoy llorando a cada rato, por momentos me calmo, pero empiezo a llorar de nuevo, lo que es en el estómago siento ganas de vomitar en todo momento, las piernas como que me tiemblan y hasta me cuesta hablar”, detalló.
Ugalde presenció toda la persecución, incluso contó que su vida también estuvo en peligro por la imprudencia del conductor que iba manejando como loco.
“Yo iba cerca de un poste de luz y vi que venían ellos (el motociclista y el carro), el carro blanco se salió hacia la acera y casi me atropella a mí y a otras dos muchachas más, yo me asusté demasiado cuando lo vi encima”, recordó.
Silieth dijo que Zambrana dio una vuelta en U con su moto para intentar escapar de Cordero; sin embargo, el conductor realizó la misma maniobra y se le puso al corte hasta la plaza de deportes del lugar, le dieron una vuelta para de nuevo regresar a la calle en la que estaba Ugalde.
“Cuando llegaron al mismo lugar en el que casi me atropella el carro, el de la moto quiso hacer la misma acción de dar vuelta en U, pero en ese momento el carro se le metió muy cerca y fue cuando lo pegó y le pasó por encima, luego chocó con dos carros que venían en sentido contrario”, detalló la mujer.
Como si nada
De acuerdo con Ugalde, luego de arrollar al motociclista con su carro, Cordero se bajó como si nada hubiera pasado y con toda la tranquilidad sacó su teléfono celular para hacer una llamada, en ningún momento se mostró alterado o asustado por lo ocurrido.
“Yo me devolví corriendo para ver qué podía hacer por el muchacho, pero cuando me le acerqué me di cuenta que ya no había nada que hacer”, añadió.
En cuestión de segundos la calle se llenó de vecinos muy chivas que se le querían ir encima al conductor; sin embargo, un grupo de oficiales de la Fuerza Pública lo subieron a una perrera para evitar cualquier agresión.
Ugalde dijo que es muy probable que Zambrana no conociera esa zona ya que de lo contrario el muchacho hubiera buscado refugio en la delegación policial que está cerca de la plaza de deportes.
Difícil de superar
Viviana Oses es otra de las vecinas que vio el incidente muy de cerca. La mujer contó que que no pudo dormir nada la noche del lunes y que este martes sintió mucho miedo de salir a la calle para llevar a su hijo a la escuela.
Por su parte, Andrés Muñoz, quien trabaja en la venta de carros Matusago, dijo que en el barrio se ha hablado mucho del conductor involucrado, pues aparentemente ya tenía fama de ser de mecha corta.
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“Dicen que ese señor es muy prepotente, de esos coléricos, con solo decirle que le dicen ‘saco de colerones’ o ‘saco de chichas’ algo así, es mal encarado el señor. Se cree que el muchacho algo le dijo y por eso lo venía siguiendo desde Santa Bárbara”, mencionó Muñoz.
Muy dolidos
La tristeza por la muerte del motociclista también llegó hasta la urbanización La Gran Samaria en La Aurora de Heredia, pues los papás de Raúl viven ahí y el joven pasó toda su infancia y adolescencia en ese barrio.
“He llorado mucho, era como un hijo para mí, recuerdo que yo estaba acostada viendo tele y me quedaba dormida y al ratito sentía a alguien recostado a mis pies y era él, cómo no iba a quererlo uno”, dijo doña Lilliam Ulloa, amiga de la familia.
La casita de la familia Zambrana estuvo vacía durante toda la mañana y parte de la tarde pues los seres queridos de Raúl estuvieron en la Morgue Judicial en San Joaquín de Flores para retirar su cuerpo.