Raúl Ramírez Noguera no volvió a celebrar del Día del Padre desde hace dos años porque una de sus hijas fue asesinada y sus restos no aparecieron.
Él es papá de ocho hijos, cinco de sangre y tres de crianza y haber perdido a uno de ellos es el golpe más duro que ha cargado.
A la hija que le arrebataron fue Odalia Ramírez Barrantes, quien fue asesinada por su compañero sentimental, el policía municipal Joel Alberto Córdoba Núñez, quien hasta el momento no ha querido revelar dónde enterró el cuerpo de la muchacha.
Pese a que las autoridades no lograron encontrar los restos de Odalia, sí lograron responsabilizar a Córdoba del crimen, por lo que lo sentenciaron a 15 años de cárcel el martes 8 de setiembre del año pasado, en el Tribunal de Santa Cruz, en Guanacaste.
Odalia fue vista por última vez el 18 de noviembre del 2018 y desde entonces su familia desconoce cómo la mataron y dónde la dejaron.
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“A todas las personas les digo que yo perdono, uno sabe que somos personas civilizadas, pero puede que hubo una discusión y uno se sale de sus cabales, da cólera y el diablo tienta, tal vez en un momento de frustración él la empujó y pegó la cabeza en la pared o algo así y perdió la vida, o la apuñaló, no sé; lo que no perdono es que nunca nos haya devuelto el cuerpo de la niña”, expresa don Raúl.
Ramírez dice que si el cuerpo de su hija no aparece, es una situación que difícilmente va a superar.
“El sufrimiento y la desazón de no tener un lugar donde ir a ponerle flores y contarle cosas de padre a hija, reírnos como a ella le gustaba, es un dolor que llevo siempre en mi mente y en mi corazón, quisiera ir a hablarle así como lo hago en la tumba de mi mamá”, mencionó.
Siempre se cuestiona si la enterraron en algún lugar o si la tiraron a algún río o mar.
“Se la pudo comer algún animal, como pasa en la cadena alimenticia, eso me dolerá toda la vida, el no tener un lugar y saber que ahí está, siempre le rezamos para su cumpleaños, así como cada aniversario de su muerte”, comentó.
Para don Raúl, este mes es muy duro para él porque su mamá cumplía años los 17 de junio. Además, asegura que cuando se acerca del Día del Padre y se acuerda de Odalia le agarran dolores en el cuerpo o se le sube la presión.
Incluso, el no saber qué pasó con ella le da falsas esperanzas de creer que Odalia algún día regresará a la casa.
“El altar, la tumba, la llevo en mi pecho y mi alma, es un dolor que nunca pasará, la amaré siempre y hoy sé que está en un mejor lugar con papá Dios, que la cuida”, dijo.
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Una hija especial
Este papá dice estar orgulloso de sus hijos y ruega para nunca más afrontar la ausencia de un familiar con incertidumbre que vive actualmente.
“Mi hija era especial, por cosas de la vida terminó con sus ilusiones y el deseo de ayudar a sacar adelante a la mamá, así como hermanos menores, todo por una persona que le truncó todo.
“A mis otros hijos les doy el mismo amor, pero Odalia no está y siento un cariño especial, con dolor, porque ella ya no la podemos ver”.
A pesar del sufrimiento, don Raúl le agradece a las autoridades que le dieron justicia a su hija, al llevar el caso a juicio.
“Estoy agradecido con la investigación, por lo menos lograron condenar al responsable; aunque aún no se cierra la historia de mi niña”.
Odalia y el policía mantuvieron una relación, sin embargo, Córdoba la controlaba y la amenazaba constantemente. El 18 de noviembre del 2018 Odalia llegó a la casa en la que ambos vivían, en barrio Panamá de Santa Cruz y no volvieron a saber de ella.
Raúl es cruzrojista en Filadelfia, Guanacaste, le ha tocado atender muchos casos desgarradores y siempre trata de ponerse en los zapatos de cada familia, por lo que él sigue viviendo.