Con una voz cargada de dolor, la cual se cortaba por momentos, fue como don José Garos Alvarado, el papá de crianza de Yuliana Ureña, reveló la forma en la que descubrió que su amada hija, de 19 años, había sido asesinada de una forma atroz dentro de un lote baldío en Ciudad Quesada, en San Carlos.
El señor rindió su declaración la tarde de este martes durante el juicio que se lleva a cabo en los tribunales de justicia de Ciudad Quesada, contra un hombre apellidado Acuña Sandoval, acusado del homicidio de Yuliana, ocurrido la noche del 21 de setiembre del año pasado.
El relato de Garos se remonta a la tarde de ese triste día, cuando él y su esposa, Roxana Ureña, fueron a dejar a Yuli, a eso de las 5:30 p. m. al centro comercial El Encuentro, en San Carlos, pues la joven iba a ir a dejarle un regalo a una amiga para luego dirigirse al colegio nocturno en el que estudiaba.
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La angustia para los padres de Ureña inició a eso de las 10:20 p. m. cuando vieron que Yuliana nos les avisó que se dirigía hacia su casa, como siempre lo hacia, sin pensarlo dos veces salieron a buscarla por todos lados, primero al hospital de San Carlos y luego al colegio nocturno.
“Se presentó la denuncia de que ella no aparecía y sí quiero aclarar que Yuliana nunca se iba para algún lado sin decir nada, si quería ir donde las amigas nos decía y yo mismo me encargaba de dejarla y recogerla. Como papás sabíamos que algo había pasado, ella nunca había hecho algo así, era una muchacha muy de casa”, argumentó Garos.
La búsqueda se extendió hasta el día siguiente y a eso de las 11 a. m. la familia fue contactada por el OIJ y que cuando supieran algo, les iban a avisar, pero como don José y su esposa estaban desesperados, empezaron a buscar cámaras que hubieran grabado el recorrido de Yuliana, para saber qué le había pasado.
Zapato anunció lo peor
Don José recordó que cuando estaban cerca de un lote baldío en Ciudad Quesada, ya en la noche, su otra hija, María Paula, le dijo que debían revisar ese lugar, pues tal vez le habían robado el bolso a Yuliana y lo tiraron dentro de esa propiedad.
“Saqué un foco pequeñito de la cajuela del carro, me metí en el lote, pero estaba exageradamente lleno de monte, entonces llegué hasta un punto donde no podía pasar más y pensé que había que regresar al día siguiente con más personas.
“Resulta que María Paula nos había comprado unos zapatos tenis iguales a todos en la familia y cuando yo iba saliendo de ahí, como a los dos metros y medio de la entrada vi los zapatos de Yuliana ahí tirados, comencé a pegar gritos y unas personas, que no sé quiénes son me preguntaron qué pasaba y les dije que ahí estaban los zapatos de mi hija, que no aparecía”.
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Lo peor vino poco después, pues ese mismo grupo de personas entró al lote para ayudar a don José y a los pocos minutos un muchacho se acercó a él para darle la peor noticia de todas.
“Uno de los muchachos me dijo: ‘Señor, señor, en la tapia donde estaban las bolsas de basura hay una mano”, recordó.
Con el corazón hecho pedazos, Garos le pidió a las demás personas que no dejaran que nadie entrara, mientras él llamaba al 9-1-1 y a la Policía para que revisaran la escena.
En medio del enorme dolor que sentía don José pensó en su esposa, que se encontraba en Cedral buscando videos de seguridad, de inmediato se fue a buscarla, pues quería darle la noticia personalmente, pero cuando la encontró ya ella se había enterado de todo por medio de una transmisión en vivo del periodista regional Allan Jara.
“Yo pensaba que Roxana sea iba a morir”, agregó.
Luego de eso él y su esposa reconocieron por medio de una foto el tatuaje que Yuliana tenía en su espalda, confirmando que ese cuerpo era el de su hija desaparecida.