La vida de María Luisa Cedeño Quesada significaba todo para su familia, ella era la luz para el hogar vecino de La Fortuna de San Carlos, Alajuela.
La doctora Cedeño era muy trabajadora, pero siempre sacaba tiempo para los suyos y además era una mujer que le gustaba superarse académicamente.
Así lo recordó Aura Lupita Cedeño, hermana de ella.
“Brillante, una mujer con luz propia, donde llegaba se hacía sentir, tenía muchísimos amigos que la querían mucho.
“Era una mujer muy linda, compartía con nosotros en las reuniones familiares poquitas veces porque trabajaba mucho, era una mujer espectacular en todo sentido, dueña de sí misma.
“Era el sostén emocional, la alegría, el amor, la entusiasta, para mí fue una hermana brillante”, manifestó Aura Lupita al describirla.
Mencionó que para el papá de ellas, don Arnoldo Cedeño González, era una alegría tenerla en la casa.
“Mi papá fingía tener un dolor para que ella lo viera, para mi hermano Humberto era una alegría, le cambiaba el rostro”, sostuvo.
Afirmó que el día de la madre era sagrado para María Luisa, siempre la pasaba con la familia y le encantaba que tomaran muchas fotos y para la cena del 24 de diciembre, le encantaba hacer el pavo y un arroz con almendras.
La doctora también ayudaba en todo y era la primera en darle seguimiento cuando alguien de su familia tenía una dificultad con la salud.
Un regalo del cielo
María Luisa nació cuando sus hermanos y primos estaban grandes, para todos era emocionante tenerla con ellos.
“Fue un regalo del cielo que María Luisa naciera cuando estábamos grandes, nos dio como un recomienzo para ver una vida diferente”, dijo, quien Lupita nueve años mayor que ella.
“Nació en un momento donde todos estábamos grandes, tanto para primos y los tíos, fue tan lindo que los tíos llegaban a verla en la mañana, era como un regalo, esa niña llegó teniendo mucho amor, mi hermano Humberto, el mayor, la tomó como una hija.
“De nosotros solo recibió mucho cariño, le dimos todo el amor”, manifestó la hermana.
Aseguró que la muerte de su hermana también la cambió mucho.
“Duré un año encerrada llorando, he visto la vida de otra manera, he tenido que enfrentarme a un mundo más real, más duro”, indicó.
Concluyó diciendo que solo espera justicia.
“Una justicia para las mujeres”, señaló.
María Luisa fue asesinada a los 43 años en el hotel La Mansión Inn, en Quepos, cuando disfrutaba de unas vacaciones en medio del estrés de la llegada de la pandemia por el covid-19 al país.
Tres hombres son los sospechosos de su muerte: Bodaan, Miranda Castillo y Herrera Martínez.