Tener su propia doctora en casa y que además fuera su hija menor, era una de las alegrías más grandes para don Arnoldo Cedeño, papá de María Luisa Cedeño Quesada.
Así lo dijo este padre en su declaración por videoconferencia desde el Tribunal Penal de San Carlos a la sala 4 del Tribunal Penal de Goicoechea, donde se desarrolla el juicio.
“María Luisa era para mí un ángel de la guardia, me curaba en todo”, afirmó este padre.
Durante su declaración, dijo que en la actualidad tiene 82 años y padece de varias enfermedades, como diabetes, sordera, presión alta, entre otras, su hija era la que siempre estaba atenta de sus cuidados de salud.
“Ella estaba al frente de todas las enfermedades, estaba al frente conmigo.
“Estaba tranquilo, feliz de la vida porque tenía un médico en la casa con mucha especialidad. No tengo palabras para decir lo que era para todos nosotros”, manifestó este padre.
Afirmó que ella siempre fue muy cariñosa con toda la familia. Además que casi todos los días María Luisa los llamaba.
“Es rarísimo que durará tres días sin hablar (con ellos). Se nos terminó todo esto”, exclamó con tristeza.
Después del rezo se enteraron
Arnoldo dijo que el 20 de julio del 2020 se enteraron de la fatal muerte de María Luisa luego de rezar el rosario.
“En casa siempre se reza el rosario, cuando terminó el rosario (uno de los hijos) me contó la noticia, me dijo: “Papá, María Luisa está muerta””, recordó.
Asegura que la última vez que vio a su hija fue cuando él la visitó en San José, la parece que fue como dos meses antes de la tragedia.
Él estuvo junto a su hija hasta el final durante la vela y el funeral.
“Por cierto, llegaron un montón de doctores y enfermeras del Cima. En la Morgue nos dijeron que no la podíamos ver porque había quedado muy mal (el cuerpo)”, agregó.
Pese a todo el dolor, aseguró que solo espera la justicia divina.
“Creo mucho en Dios y le he pedido mucho a Dios que me dé conformidad, yo sé que ella está en el reino de los cielos, eso me conforta a mí porque todos vamos para ahí y espero en Dios que ella esté gozando a la par de nuestro Señor”, manifestó.
María Luisa también compartía junto a su papá y hermano mayor la pasión por los caballos, don Arnoldo dijo que le encantaba cabalgar.
Terminó diciendo que a él no le ha quedado de otra que seguir con la vida, aunque su hija menor le hace mucha falta y agradeció a todas las personas que los acompañaron en el funeral de su hija.
“Me quitaron un montón de penas, eso me alentó, si pudiera hablar con ellos les daría las gracias personalmente porque ellos me quitaron un poco de penas”, expresó el adulto mayor.
María Luisa era la hija menor de cinco hermanos, en la familia todos han dicho que era la consentida.
Los sospechosos de su homicidio son el empresario holandés de apellido Bodaan, un tico Miranda Izquierdo y un nicaragüense de apellidos Herrera Martínez.