Juan de la Rosa Murillo, más conocido como el padre de la natación belemita, murió la tarde de este jueves 8 de mayo luego de sufrir un accidente de tránsito.
El reconocido entrenador fue atropellado por una moto en San Antonio de Belén, cerca de su casa. Él fue llevado al hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, donde horas después falleció.
La noticia golpeó muy fuerte a la comunidad deportiva del país, ya que de la Rosa tuvo una gran trayectoria, pero sobre todo, porque le heredó a sus alumnos la gran pasión que él sentía por la natación.
De la Rosa nació un 12 de enero y murió a los 64 años. Más de la mitad de su vida la dedicó a la preparación en natación de alto rendimiento, tanto fuera como dentro del país.
Quienes trabajaron y entrenaron con él lo recuerdan como un hombre estricto, exigente, que siempre sacaba lo mejor de los atletas.
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Gran trayectoria
La devoción de don Juan por el deporte acuático empezó en el balneario Ojo de Agua, que está en diagonal al lugar en el que sufrió el accidente que le arrebató la vida.
De la Rosa había dicho en una entrevista al periódico El Guacho, que ese balneario fue su patio de juegos durante la niñez, ya que hasta se brincaba una cerca para sumergirse en la piscina cuando tenía ganas de un chapuzón.
Ese balneario fue protagonista en varias etapas de su vida ya que ahí fue su primer trabajo, como asistente de salvavidas.
Esa ocupación le ayudó a estudiar. Se graduó en educación física en la Universidad de Costa Rica. Gracias a una beca viajó a Japón para especializarse en natación de alto rendimiento y también en administración de escuelas deportivas.
En 1976 inició su etapa como formador de atletas, luego de fundar la Escuela de Natación Ojo de Agua. Años después se metió de lleno en la construcción de las instalaciones deportivas belemitas, lo que hoy es el polideportivo, junto con Ángel Zamora y otros dirigentes, puso todo su empeño para concretar el anhelo de contar con una piscina.
Desde 1976 y hasta 1983 fue nadador y a la vez entrenador en Belén. Hace unos años estuvo viviendo en Guatemala donde se dio a conocer como un gran entrenador y hace dos años regresó a Costa Rica.