¡Qué bonito cuando uno, como ciudadano de a pie, visita a un diputado y este no solo lo atiende puras tejas, sino que además nos da yodito, hace contactos, aunque no sea la función para la que fue elegido, con tal de que funcionarios de otras entidades, por ejemplo, bancarias, nos den pelota y conozcan nuestras necesidades.
Pero ahí no queda la cosa con el legislador ideal, de esos que cuando los hicieron rompieron el molde. Sino que este señor diputado, como digno representante del pueblo, ofrece cortésmente su oficina, y organiza la reunión con los representantes del Popular y hasta les reclama el por qué rechazaron nuestra solicitud para un determinado proyecto.
Eso es estar codo a codo con el pueblo. Y ahí es cuando uno respira profundo y dice, ‘valió la pena votar por este diputado’, aunque el día de las elecciones, en la propia urna, no sabemos a quien estamos escogiendo, porque los ticos votamos a ciegas por quienes nos representan en el primer poder de la República.
Lo mejor es que este diputado puras tejas del que hablo no es inventado, existe, se llama Óscar Cascante y es del PUSC.
Lo malo es que a este legislador tan buena nota lo agarraron de maje y se aprovecharon de su nobleza. Lo único que quiso hacer fue colaborar con Alejandro Cartín Ramírez y Robert Soto Rivera. Los empresarios pretendían desarrollar un proyecto de vivienda de interés social en Purral de Goicoechea.
Esto fue el lunes 24 de mayo. Lamentablemente al día siguiente Cartín y Soto fueron detenidos por el OIJ como sospechosos de pertenecer a una poderosa y opulenta banda narcotraficante.