Mal comidos, a puro pinto, sin huevito a la par (de sobra son conocidos los beneficios nutricionales que nos regalan las gallinas), menos ver arrimado un pedacito de queso.
Así, sin huevos, comienzan el día nuestros oficiales de la Fuerza Pública, quienes durante una larga jornada, y en destartaladas patrullas, se juegan la vida no solo contra los delincuentes si no en la carretera ante un posible accidente de tránsito.
El 18 de abril la Fuerza Pública de Limón sufrió la lamentable pérdida del oficial Michael López Cruz, de 31 años, en un percance en carretera. Posteriomente se destapó que la patrulla estaba pa’l tigre.
Y como publica La Teja, Mainor Anchía, presidente de la seccional ANEP-Fuerza Pública, se mandó este martes con una denuncia en su cuenta de Facebook que es para llorar.
“Hay más restricción en cuanto a alimentación, hay faltantes de botas, uniformes, patrullas en pésimas condiciones, delegaciones en mal estado. Ahora los oficiales nos han comentado que hay reducción en cuanto a los patrullajes preventivos, que les han pedido que se ubiquen en sitios estratégicos por un tema de presupuesto por los combustibles”, denuncia Anchía.
Mientras los oficiales literalmente son mandados a la guerra, en las cárceles los reos, quienes no tienen que sudarse la chaqueta y más bien pasan estafando desde los “call center” o coordinando con grupos narcos, tienen puntuales sus tiempos de comida, y no descarto que hasta jamen mejor que nuestros oficiales.
No se trata de que los presos no coman, de lo que se trata es que quienes tienen que perseguir a los delincuentes coman mejor, se nutran mejor, estén más despabilados, y se muevan en vehículos que no atenten contra sus vidas. Así de simple.