Este martes 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, el derroche de amor y pasión también le llegará a varios privados de libertad, eso sí, los regalos serán los únicos ausentes, solo hay tiempo para el cariño y la pasión.
Laura y Carlos tienen ocho años de noviazgo, él está descontando una pena por robo agravado y ella lo conoció en las visitas familiares porque su hermano también está preso.
“Él está en La Reforma y ya está a poco de cumplir la pena, no me toca este martes ir a la conyugal, pero el jueves lo vamos a celebrar a la manera de nosotros, la gente cree que a la conyugal solo van mujeres de la calle, prostitutas. Me ha pasado que estoy esperando para entrar y alguien me ha gritado una tontera o algo feo por estar ahí”, dijo Laura.
Ella nos contó que siempre se pone su mejor ropa y se viste como si fuera para una fiesta.
“La situación que vivimos la elegimos ambos, pero hay amor, el mejor perfume siempre acompaña la visita conyugal, y hasta me pongo la mejor tanga por si me revisan demasiado, que por lo menos la seguridad diga: ‘Esta señora sí viene bonita’, en La Reforma los espacio siguen siendo muy feos, son tres horas en que, aunque parezca increíble, hablamos muchísimo, soñamos y pensamos en el mañana. Carlos siempre me dice que el olor de mi perfume le da mucha paz y lo llena de sentimientos de querer formar una familia”, dijo.
Laura asegura que aunque en fechas especiales quisiera llevar a la conyugal un regalito para su amado, en el tabo los permisos se convierten en un calvario, entonces lo que ella siempre hace es pulirse con la comida, eso sí, ya su novio sabe que todo va llegar revuelto por la revisada que les pegan.
“A la conyugal van novias, esposas y no hay clase social, porque de verdad tiene que tener uno a una persona ahí adentro para ver cómo lo quiere, aunque el espacio donde uno está es feo, llega el momento en que uno no piensa en eso”, dijo.
Duro estar sin la familia
Otra de las parejas que nos contó cómo les va es la de Maureen y Alonso, ellos tienen muchos años de darse amor en la visita conyugal.
Alonso enfrenta una sentencia de 46 años y lleva 20 años en prisión.
Él estuvo en La Reforma (CAI Jorge Arturo Montero) y sabe lo que es compartir con su pareja en lugares horribles, en los que antes los cuartitos solo tenían una cortina para cerrar.
Alonso está ahora en el CAI Terrazas, a la par de La Reforma, y asegura que en esa cárcel los “cuartitos” para la conyugal, que son un derecho para los presos, son muy modernos y bonitos.
“Tienen cama de cemento con una colchoneta, hay un baño adentro, y la verdad es otra cosa, uno espera para ver a la esposa, porque las visitas son cada 15 días, es duro estar sin la familia”, dijo.
Él nos contó que no cualquier mujer puede llegar a la visita pues para eso la pareja debe ir con la trabajadora social y enfrentarse a un proceso de varios meses.
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Alonso nos contó que hasta para pasar un preservativo o lubricante se necesita un permiso y un visto bueno del médico del centro penal.
Maureen asegura que para ella es duro verlo cada 15 días, pero por suerte pueden compartir en las visitas familiares.
Ellos compartieron el domingo pasado la conyugal pues era el día que a ella le tocaba ir.
“Yo siempre que voy a la conyugal le llevó dos tacitas con comida que es lo que me dejan llevar para compartir ese ratito con él”, dijo.
Maureen nos contó que hay casos en que el privado de libertad está preso por abuso sexual o violencia doméstica y han conocido a algunos que les niegan ese derecho a la visita por seguridad de la otra persona, pero que todo dentro de los centros penales va acompañado de un proceso.