Don José Alberto Solera dice que después del ataque de un chancho de monte que sufrió su hijo Albert Alejandro, de 9 añitos, el niño quedó nervioso.
“Mi chiquito se asusta hasta cuando oye ladrar un perro. Eso que él vivió fue muy feo y muy duro”.
“Ya puse una denuncia penal contra el dueño del animal por las lesiones que sufrió mi hijo. Lo que pasó fue grave, mi hijo ha sufrido mucho y nosotros también de verlo así”, dijo el papá.
Don José Alberto contó que no supo más ni del chancho de monte ni del dueño desde el ataque.
El saíno está en el Centro de Rescate La Marina, en San Carlos, a donde lo llevó el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y del Mesoamerican Rescue Center.
El niño fue mordido el 6 de febrero cuando estaba junto a su papá en la finca donde vive, en Puerto Viejo de Sarapiquí.
Don José Alberto estaba limpiando el lote con una motoguadaña cuando pasó todo.
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El saíno era de un vecino y se salió de un chiquero donde lo tenían sin permiso. Correteó al niño hasta que lo alcanzó y lo mordió varias veces. El papá luchó contra el animal para que soltara al niño.
Las heridas fueron en el bracito derecho y en la pierna izquierda y al niño lo tuvieron que operar varias veces y medicarlo.
“Mi hijo estuvo un mes en el hospital, cuando ya le iban a dar salida la manita se la habían cosido. Tuvieron que abrirle la herida porque se le infeccionó y hacerle un lavado otra vez, eso para él fue muy duro, doloroso. Las heridas las tiene como muy resaltadas, no sabemos si a futuro van a tener que operarlo otra vez. Al principio le costaba dormir y se despertaba asustado, pero ya se le ha ido pasando”, dijo el papá.
Pasito a pasito
Según don José, la recuperación del niño ha sido lenta.
Lo que ahorita tiene más preocupados a él y a su esposa es lo asustado que está su chiquito. No tiene problema cuando ve a los dos perritos de su casa porque los conoce, pero en el momento en que ve a algún animal acercarse no sale de la casa y se refugia en sus papás.
“Se queja mucho de dolor, además se me engordó un poquito por el tiempo que pasó acostado y eso hace que la recuperación sea lenta. Han sido muchos cuidados pero él esta contento porque en la casa lo cuida la mamá y está muy chineadito, en el hospital nos dijeron que las mordeduras de los animales son peligrosas porque son muy infecciosas”.
Añadió que el pequeño está camina, pero no como antes.
“Le cuesta un poco, todavía no puede jugar como antes, él siempre ha sido bien travieso y juguetón. A mediados de este mes empezó a ir otra vez a la escuela, está en tercer grado. Los compañeritos y las maestras lo recibieron con mucho cariño, para él fue muy bonito regresar a clases y le ha ayudado montones”, dijo el papá.
El chiquito debe viajar con frecuencia al Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, para que le revisen las heridas.
La próxima semana debe ir tres días seguidos. En esas citas la familia aprovechara para pedir que le den atención psicológica.