“No todos los héroes llevan capa”, esa frase describe a la perfección a Jaime Gutiérrez Fallas, quien le salvó la vida a su abuelita, doña Isolina Cubero Calderón, de 89 años, al sacarla alzada de una casita de madera que fue devorada por un incendio.
La valerosa acción ocurrió este lunes a las 9:20 de la noche en San Isidro de El Guarco en Cartago. En la casa vivían doña Isolina, una de sus hijas, tres nietos (entre ellos Jaime), el esposo de una de las nietas y el bisnieto de la señora, Carlitos, de 11 años.
Según el Cuerpo de Bomberos, las llamas destruyeron por completo la casita de la señora y el fuego agarró mucha fuerza porque la estructura era de madera, motivo por el cual los rescatistas duraron más de 3 horas en controlar el incendio.
Hasta el momento no se ha determinado qué fue lo que provocó la tragedia, pero según la familia afectada, todo inició en uno de los cuartos más cercanos a la calle.
Tremendo susto
Jaime, de 27 años, recordó que él estaba acostado en su cama y empezó a escuchar los gritos de una de sus hermanas.
“Mi hermana Hazel estaba alistando la comida en la cocina de leña y empezó a gritar que sacaran a mi abuela, ella ya estaba acostada y mi mamá la estaba acompañando. Mi otra hermana, el esposo de ella y el hijo de ambos estaban en otro de los cuartos”, contó.
Según Gutiérrez, en cuestión de segundos las llamas se apoderaron de la casita, por lo que sabía que tenía que actuar rápido para salvar a su abuelita.
“La saqué a como pude, tuve que alzarla porque las llamas ya estaban en su cuarto. Ella ya no camina, por la edad que tiene, usa silla de ruedas, pero se le quemó en el incendio. Gracias a Dios todos pudimos salir a tiempo”, añadió el nieto.
Lo perdieron todo
La silla de ruedas de doña Isolina no fue lo único que el fuego destruyó, de hecho la familia no pudo rescatar nada, solo quedaron con la ropita que llevaban puesta cuando huyeron de las llamas.
“Había fotos muy especiales que se perdieron, como la foto de mi papá, mi abuelo, mi tío y de muchos familiares. Teníamos una Virgen de los Ángeles y también se perdió en las llamas”, dijo Gutiérrez.
Rodrigo Hernández, otro nieto de la señora, explicó que también están muy preocupados porque la abuelita perdió todos sus medicamentos en el incendio y no han podido reponerlos.
“Fuimos al Ebáis para ver si se los podían dar, pero como no tiene la cédula, porque todo eso se le quemó, se los negaron, por eso tuvimos que llevarla al Registro Civil para que saque la cédula y ver si ahora sí le dan las medicinas”, mencionó Hernández.
Animalitos quemados
Uno de los más afectados por el incendio fue el pequeño Carlitos, quien no para de llorar al recordar a todos los animalitos de la casa que no sobrevivieron a las llamas.
“Mi sobrino está muy afectado por todo lo que perdió, como su ropa y las cosas de la escuela, pero en especial por todos los animalitos, porque los quería mucho.
“Se nos murieron unos peces, la tortuga, los periquitos de amor y uno de los cuatro perritos que tenemos, a los otros perros los sacaron los bomberos. Los conejos y las gallinas que estaban en la galera, en la parte de atrás de la casa, se salvaron de milagro”, contó Jaime.
Presentimiento lo hizo quedarse
Jaime dice estar seguro de que fue Dios quien le permitió salvar a su abuelita, pues antes de la tragedia tuvo un presentimiento de que debía quedarse en su casa ese lunes.
“No tengo trabajo fijo, un señor me llama para hacer trabajos de mantenimiento con él. El domingo trabajé y ayer (lunes), que tenía libre, me llamaron para ir a Guápiles a hacer unos trabajos, pero algo me decía que no fuera, que me tenía que quedar en la casa y no fui, no quise salir más”, recordó.
Gutiérrez explicó que están pasando por una situación muy difícil a nivel económico, pues solo él y su cuñado trabajan para sacar adelante a la familia, por lo que agradecen cualquier ayuda que les puedan dar.
Afortunadamente los vecinos se han puesto la mano en el corazón para ayudar a esta familia con algunos alimentos, especialmente para doña Isolina, pues es muy querida en el barrio. De momento se están quedando con familiares y amigos.
Lo único que desea esta abuelita de 89 años es reconstruir su casita, pues tiene toda una vida de vivir en ese lugar y no tiene planes de abandonarlo, ni siquiera por esta tragedia.