Una mujer, de apellidos Mejía Salas, ordenó el homicidio del chatarrero Lorenzo Alfonso Acosta Murillo, porque en apariencia le debía una plata.
La orden se la dio a un hombre, de apellidos Chaves Prendas, y a otro que ya falleció; por estos hechos condenaron a 20 años en la cárcel a estas personas, pena que fue impuesta el 29 de enero del presente año.
Sin embargo, solo al hombre lo mandaron de momento a la cárcel con seis meses de prisión preventiva; mientras que a la mujer le dieron seis meses de arresto domiciliar con monitoreo electrónico, mientras la sentencia queda en firme; pues los sentenciados tienen la oportunidad de apelar el veredicto.
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Víctima regresaba del trabajo
Estos hechos fueron investigados por la Fiscalía Adjunta de Alajuela, la cual acusó a los sospechosos de homicidio calificado.
El ataque ocurrió el 19 de mayo del 2023, en Mollejones de Orotina, cuando la víctima regresaba del trabajo como chatarrero y empujaba una carreta con la que trabajaba.
De acuerdo con las autoridades, la mujer primero increpó a la víctima y luego dio aviso a Chaves y al otro sujeto hoy fallecido para que enfrentaran a Acosta.
“Al presentarse los dos sujetos al lugar, la mujer les ordenó matar al ofendido, debido a que este no pagó y, en cumplimiento de la orden, los sujetos dispararon en cuatro ocasiones, provocándole la muerte en el lugar”, señalaron en la fiscalía.
Los sospechosos huyeron del sitio, pero veinte minutos después, oficiales de la Fuerza Pública encontraron a los dos hombres frente a la casa de la mujer sospechosa, quien vive cerca de donde ocurrió el homicidio.
Primero detuvieron a los sujetos y minutos después a la mujer.
Las autoridades judiciales allanaron la casa de Mejía y dentro de la propiedad encontraron la carretilla del fallecido.
La agresión ocurrió cuando la víctima iba camino hacia su casa, en Santa Rita de Orotina. Los lugareños lo recuerdan como un hombre muy esforzado y tranquilo, siempre lo veían salir a trabajar todos los días, desde las 7 a.m., hasta las 5 p.m.
Gladys Pérez León, cuñada de Lorenzo, afirmó hace un año que don Lorenzo era callado y tranquilo, no le gustaban los problemas y siempre vivía esforzándose porque él velaba por su papá, un adulto mayor, de 88 años.
No trascendió el monto de la deuda por el cual mataron a Acosta.