Sucesos

Mujer inocente que estuvo presa año y cinco meses por venganza: “Me arruinaron mi vida”

Giselle Baltodano Zúñiga fue acusada falsamente de violar y abusar de una menor, el pasado 20 de abril fue absuelta tras casi año y medio en la cárcel

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Giselle Baltodano Zúñiga asegura que a diario agradece a Dios estar libre. Foto: Cortesía. (Cortesía)

Doña Giselle Baltodano Zúñiga estuvo encarcelada un año y medio por presunta violación y supuesto abuso sexual, delitos que no cometió.

Tras las rejas todos los días le pedía a Dios que la verdad saliera a la luz ya que, según dijo, fue denunciada como una venganza de su exjefa. Sus súplicas fueron escuchadas este miércoles 20 de abril, cuando fue liberada.

Sufrió un largo y desgastante proceso de 11 años, pero ya demostró su inocencia y tiene una semana intentando rehacer su vida.

Baltodano, de 52 años, nos contó este viernes que hay momentos en que no puede dejar de llorar pues piensa en todo lo que ella y los suyos sufrieron.

“Yo no puedo entender cómo una persona puede vivir sabiendo que mandó a alguien a la cárcel siendo inocente, esto me ha marcado la vida y a diario lloro, porque es demasiado doloroso recordar los días presa”, dijo esta mamá de tres hijas.

Doña Giselle fue denunciada por su expatrona, quien la acusó de violar y abusar de su hija en marzo del 2011, en una vivienda en el barrio San Martín de Nicoya, Guanacaste. La denunciante alegó que Baltodano era la niñera de la chiquita.

En la primera sentencia contra Baltodano, dictada el 3 de julio del 2018, el Tribunal de Juicio de Nicoya la sentenció a 20 años de cárcel y la puso en prisión preventiva de inmediato.

Ella y su abogada, Miriam Bedoya, apelaron ante el Tribunal de Apelación de Sentencia Penal de Santa Cruz, que anuló la condena en diciembre pasado y ordenó un nuevo juicio. En este debate, que se realizó el 20 de abril, la absolvieron de un delito de violación y dos de abuso sexual ya que no existían pruebas en su contra, el mismo Ministerio Público pidió la libertad.

Doña Giselle Baltodano, quién es vecina de Limón, nos detalló su caso.

“Yo no era niñera de la niña, yo era empleada de la mamá en una pulpería y limpiaba la casa, un muchacho era quien cuidaba a la niña. Ella nunca me pagaba bien y yo la denuncié en el Juzgado de Cuantía de Trabajo, cuando ella se dio cuenta me dijo que un hermano de ella trabajaba ahí y que iba a revisar mi expediente.

La mujer estuvo presa un año y cinco meses. Foto: Rafael Pacheco Granados (Rafael Pacheco Granados)

“Me dijo que el hermano era el mejor abogado del juzgado. Me dijo: ‘Así me voy a vengar de usted y te vas a acordar toda la vida de mí’, y yo decía que qué tipo de venganza sería.

“Cuando fuimos otra vez a audiencia ella llevó siete testigos y el hermano tenía mi expediente en la mano, y cuando llegamos donde el juez, él (hermano) dijo que yo tenía un expediente por violación y el juez me mandó a que me callara, yo me puse a llorar y salí de ahí”, narró.

Doña Giselle tiene una prima que trabaja en ese juzgado y en ese momento se toparon.

“Mi prima me ve y me dice: ‘Usted tiene una denuncia penal por violación y abuso’, yo en ese momento lloraba, gritaba, no podía creer una venganza así, me terminé desmayando”, nos contó mientras lloraba.

La exjefa acusó a Giselle un mes después de que ella la denunció. “Fuimos a juicio y llevaron a la muchacha a mentir, yo no podía estar frente a ella en el momento de la declaración. La señora (exjefa), con una botella de agua se rociaba como diciendo que ella se sentía mal y me condenaron, se vengó de mí solo para no pagarme, pero no solo fue la plata, me mandó a la cárcel siendo inocente”, enfatizó.

Asegura que ir a la cárcel la hizo perder su dignidad, la afectó espiritualmente y sufrió ataques de pánico.

“Me arruinaron mi vida y la de mis hijas y esposo. El día que me condenaron mi hija menor vio cómo me esposaron y eso la marcó para siempre, le dan ataques de pánico. Estuve en la cárcel Vilma Curling (Buen Pastor) y cuando mi hija menor y mi nieta iban las veía desde la malla, no quería que entraran para que no quedaran con ese recuerdo, mi alma se desgarraba”, recordó.

Baltodano asegura que una sobrina, que es policía penitenciaria, tuvo que ser cambiada de cárcel porque lloraba a diario al verla en el mismo sitio donde trabajaba.

“Mi sentencia, la que no merecía, no la pagué solo yo, la pagó toda mi familia, porque todos me iban a ver los fines de semana, sus días libres se paralizaron y se levantaban de madrugada a cocinarme cosas y iban de madrugada a hacer fila para la visita, todo para hacerme sentir amada y nunca dejarme sola”, recordó.

Miriam Bedoya, abogada defensora, aseguró que su cliente fue víctima de una venganza y nunca hubo pruebas contra ella. Foto: Rafael Pacheco (Rafael PACHECO GRANADOS)

“La gente no entiende lo que es estar preso, todos los días le pedía a Dios misericordia, le pedía que la verdad saliera a la luz, que tocara corazones porque lo que vivía era injusto”.

Separarse de sus hijas fue una de las situaciones más duras, incluso aún arrastran con lo vivido, pues una de sus hijas es criminóloga y por la sentencia que descontó su mamá, no se ha podido colocar laboralmente.

“A mi esposo lo humillaban sus compañeros por lo que me pasó, él era policía y ya se pensionó”, comentó.

A pesar de todo, nunca perdió la fe de salir y asegura que sus compañeras de celda siempre creyeron en ella y la cuidaron.

Doña Giselle por ahorita está dedicada a cuidar a su madre y se gana la vida limpiando la casa de una hermana.

Bedoya, la defensora de Baltodano, comentó que su cliente fue víctima de la falta de verdad y de una venganza por el tema de la demanda laboral, además considera que es importante que se sepa la verdad, para limpiar su nombre.

La víctima analizará con su abogada si contrademanda a la exjefa.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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