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El OIJ informó la tarde de este miércoles en Facebook que murió Aquiles, uno de los perros policía más emblemáticos de la institución.
Se trata de un can de raza bloodhunt, que ayudó a resolver muchísimos casos, ya que era el único en el país especializado en la búsqueda de restos humanos y estaba certificado por ser el único que hacía esa clase de trabajos en toda Latinoamérica.
Las autoridades judiciales dijeron que este jueves darán información sobre la muerte del perrito y sobre un acto que harán en su honor para despedirlo como los grandes.
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Uno de los casos más sonados en los que participó el peludito fue en de la masacre de Liberia, en el que un hombre asesinó a cinco universitarios e hirió a una colegiala el año pasado en el barrio La Victoria de Liberia.
Aquiles fue llevado a la vivienda del sospechoso el día en que las autoridades lo detuvieron y el peludo no decepcionó, ya que encontró rastros de sangre en un cuchillo, una pantaloneta y en un par de tenis que se veían limpios y habían sido lavados, así como en cuatro puntos de la casa del asesino de apellidos Ríos Mairena.
Eso fue fundamental en las pruebas presentadas en el juicio contra el homicida, a quien condenaron a 216 años de prisión.
El oficial canino tenía nueve años de servicio y llegó al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) cuando era apenas un cachorro de tres meses. Él fue donado a la Policía Judicial y luego de que los entrenadores le hicieron varias pruebas, se dieron cuenta de que era perfecto para el puesto de oficial.
Durante su carrera en la Policía participó en un total de 280 casos y ayudó a detener muchos asesinos.
Gran familia.
Las habilidades de Aquiles no son obra de la casualidad, ya que su familia es de sangre policial. Tres hermanos de él trabajan también como oficiales, pero en el Ministerio de Seguridad Pública.
Se trata de Bratt, Agia y Marck quienes trabajan en la unidad canina y también luchan contra la delincuencia.
La primera vez que salió en la prensa una nota del superperro fue el 24 de octubre de 2012, cuando encontró los restos de un periodista mexicano, en Bello Horizonte de Escazú.
Su experiencia internacional fue importante, ya que hasta fue contratado por el FBI para participar en la investigación de un crimen en Panamá.
El guato le entraba a todo tipo de trabajo, sin importar el barro, cruzar ríos o subir montañas, solo quería cumplir con su labor al lado de sus colegas agentes.
