La captura de un millonario, quien era buscado en todo el mundo por pagar por asesinar a su esposa para no tener que perder dinero al divorciarse, se volvió un sueño para la policía, pues parecía que al hombre se lo había tragado la tierra.
El caso por el asesinato de Lita McClinton, de 35 años, durante muchos años parecía que iba a quedar en la impunidad, ya que durante 19 años su esposo, el gringo multimillonario James Vicent Sullivan, años estuvo en fuga.
Vicent llegó a Costa Rica en 1998 y se refugió en un lujoso condominio en Playa Escondida en Herradura, Garabito de Puntarenas. El sitio donde vivía se llama el Faro Escondido, un lugar muy exclusivo y con una impresionante vista al mar.
Durante un año vivió en la mansión valorada en cientos de millones, también compró otras casas, invirtió varios millones en tierras rodeadas de naturaleza. Su vida se convirtió de la noche a la mañana en un puro lujo.
“El hombre escogió esa vivienda por lo restringido del acceso para quienes no son dueños, además de que tampoco tenía gran convivencia con los vecinos, quienes lo veían pasear con un perro llamado Coco, y andar en bicicleta, pero no levantaba sospechas, aparentaba ser tímido y muy callado”, dijo un investigador del OIJ de apellido Segura, quien tuvo acceso a la investigación.
“En el tiempo que estuvo aquí contrató a un par de personas que se encargaban de hacer todo por él, salir a comprar cosas, hacer pagos, atenderlo. Tenía una vida de lujos, pero todos dentro de su millonaria casa; incluso, en algún momento trató de coquetear con otras mujeres del lugar donde vivía, pero el temor de ser descubierto lo frenaba. Saber que estaba en el país, que era multimillonario, que además era buscado por el FBI, y que en los Estados Unidos era una persona de sociedad hacía que cualquiera soñara con ponerle las esposas”, añadió el agente.
Durante 11 años, Sullivan creyó que la victoria era suya y que no lo iban a detener nunca; sin embargo, el FBI ya había recibido información de que él fue quien había ordenado la muerte de doña Lita, por lo que se giró una orden de captura internacional.
La familia de la mujer contrató a un experimentado detective privado, quien logró darse cuenta de que el sospechoso estaba en suelo tico y por 15 días empezó a seguirle los pasos.
“Un familiar de la difunta Lita Mc Clinton me contactó en 1998, solicitaba mi ayuda, ya que se presumía que James o Jim había ingresado al país con su nombre verdadero; ellos me pagaron mis servicios durante 15 días. Anuncios de venta y compra de propiedades que pusieron, permitieron ubicarlo”, contó el detective, quien pidió ser identificado solo como Adolfo.
El hombre apenas supo que había sido descubierto y que ya se sabía que estaba en Puntarenas, dejó todas sus pertenencias y logró escapar por la frontera con Panamá. En el momento en que la Policía llegó a buscarlo solo encontró su casa vacía.
Cuando James escapó de Costa Rica anduvo por Panamá, Guatemala, Venezuela, Suiza e Irlanda; era buscado por los delitos de organizar crimen, homicidio, robo, y asalto agravado.
¿Pero cuál era la razón para que James se escondiera?
En diciembre de 1976 James se casó con Lita, una mujer bella, elegante y de familia distinguida, quien era empleada de una boutique.
Para aquel entonces, él había heredado varios millones de dólares de un tío que le había dejado una distribuidora de licores.
Aunque los padres de la bella jovencita no estaban muy de acuerdo con el matrimonio, tuvieron que aceptar la decisión su hija.
“Jim” estaba metido con la alta sociedad gringa; rápidamente, Lita fue víctima de sus infidelidades por lo que entre ambos las peleas se volvieron constantes.
Nueve años después, Lita no aguantó más y le pidió a James el divorcio. Él le advirtió que ella no se quedaría con nada de su herencia; no obstante, ella quería recibir una casa en Atlanta, Estados Unidos, valorada en ¢250 millones y una pensión de ¢50 melones por mes.
James se negaba a compartir su herencia con ella, y en 1986 conoció al camionero Anthony “Tony” Harwood, a quien le ofreció ¢12 millones por asesinar a su mujer, pero tenía que hacerlo antes de Navidad.
Todo estaba listo, pero ese primer plan no funcionó porque cuando el inexperimentado sicario llegó a la casa Lita, esta no le abrió la puerta, pues estaba dormida.
El 16 de enero de 1987, día en que Mc Clinton sabría qué parte de la herencia recibiría, a las 8:00 de la mañana, un extraño tocó el timbre de la casa; Lita abrió, y era un falso mensajero con una caja de rosas rosadas. En lugar de hacer la entrega le disparó en la cabeza. Ella murió una hora después en el hospital.
Ese mismo día, un vecino aseguró a la Policía que James lo había llamado para saber si todo esta bien en casa de Lita. Además, el sicario llamó de unos teléfonos públicos para avisarle al “ricachón”, --quien jugaba tenis en ese momento-- que ya había matado a su mujer.
James era el principal sospechoso, pero alegaba, injustificadamente, que seguro la habían matado por líos de drogas.
A ocho meses del crimen, James se casó con Suki Rogers, y poco después le dictaron un año de arresto domiciliario por andar con la licencia vencida.
En 1990, por muchos problemas, Suki decidió divorciarse y en una audiencia en la Corte agarró valor para confesar que “Jim” había planeado y pagado para que asesinaran a Lita.
Dos años después lo llevaron a juicio por el crimen, pero la falta de pruebas le permitieron salir libre; eso sí, lo condenaron a un año y medio de arresto domiciliario por tener cuatro armas sin registrar en su casa.
Sin embargo, en abril de 1998, el caso dio un giro importantísimo cuando Belinda Trahan, novia del sicario, decidió confesar a la Policía que su exnovio fue quien había matado a Lita.
Harwood fue detenido y aceptó los cargos; él no esperó al verse con las esposas puestas para cantar a James, por lo que un juez le dictó 20 años de cárcel.
A Jim la libertad le duró hasta el 2001 cuando la historia de Lita fue contada en la serie Misterios sin resolver, en la que no solo se hablaba de Costa Rica y cómo el hombre había vivido en el país, sino que buscaban a James como sospechoso de esa muerte.
Para mala suerte del hombre, la mujer con la que se casó vio el programa, lo denunció y fue detenido en Bangkok, Tailandia, en una zona exclusiva donde ambos vivían.
Dos años tardaron las autoridades para poder extraditar a James hasta Georgia, donde fue sentenciado a cadena perpetua el 13 de marzo del 2006. Tony, por su parte, ya cumplió su sentencia y salió en libertad en el 2018.
El sueño de James era poder quedarse a vivir en Costa Rica hasta sus últimos días pues, según el oficial, amaba vivir cerca del mar y rodeado de naturaleza, se sentaba por las tardes a tomar vino y pensar; sin embargo, sus deseos terminaron en una pequeña celda.
La familia de Lita lo demandó por varios millones de dólares,pero él hombre tenía su dinero en cuentas secretas y por eso ellos no recibieron ni un cinco.
En el paraíso tico donde vivió durante muchos años todos recordaban la historia del gringo.
“Nunca se sabe quién puede ser el vecino, con qué pecados carga, si es una buena persona o hasta un psicópata, esto es algo que pasa cientos de veces, pero yo creo que tarde o temprano nadie se escapa de la justicia divina”, dijo Segura.
Incluso, por este caso se escribió el libro The Palm Beach Murder: The True history of Millonaire, Marriage and Murder de Marion Collins, que se vende en Amazon y detalla toda la historia con lujo de detalle.