El dolor de perder a un ser amado es indescriptible y lo es más cuando el misterio rodea esa pérdida y aleja la posibilidad de obtener respuestas.
Por una experiencia así pasó el señor Hubert Dixon, quien falleció hace dos años sin saber qué le ocurrió a su hijo Michael Dixon, de 33 años, un periodista inglés cuyo rastro se perdió el 28 de octubre de 2009 mientras estaba de paseo en Tamarindo, en Santa Cruz de Guanacaste.
David Dixon, hermano menor de Michael, cuenta que su padre se llevó la incertidumbre a la tumba y ahora teme que ocurra lo mismo con su mamá, Lynn Dixon.
“Todo esto ha sido muy difícil para ellos (los papás), probablemente es lo peor que pueda pasarle a un padre. Desafortunadamente, mi papá falleció hace dos años sin saber qué pasó con su hijo mayor", dijo.
Los padres de Michael hicieron hasta lo imposible por encontrarlo. Incluso viajaron varias veces a Costa Rica y ofrecieron una recompensa de $10 mil, pero todos los esfuerzos fueron y han sido en vano.
Hoy, once años después de la desaparición, no hay una sola pista nueva.
David no está libre del dolor, a diario piensa en su amado hermano y en el deseo de encontrarlo con vida; sin embargo, después de tanto tiempo sin noticias de Michael ha empezado a aceptar el hecho de que quizás esté muerto.
Las autoridades ticas abandonaron por completo la búsqueda del periodista inglés ya que ese tipo de casos prescriben en el país después de 10 años de ocurridos.
Despedida
Michael trabajaba como periodista para la revista Risi de Bruselas, en Bélgica, y es recordado como un hombre amable, noble y aventurero que amaba conocer nuevos lugares. Antes de visitar Costa Rica ya había recorrido varios países de Europa, África y algunas islas del Caribe.
“Decidió viajar a Costa Rica porque uno de sus amigos cercanos había estado antes y realmente le gustó. Michael investigó todo y planeó el viaje”, recuerda David.
La última vez que los hermanos se vieron fue cuando Michael visitó el apartamento de David en Londres antes de iniciar sus anheladas vacaciones en Costa Rica.
La visita acabó siendo una despedida.
“Luego visitó a algunos amigos en Nueva York y después se fue a Costa Rica para lo que esperaba fueran unas vacaciones relajantes”, añadió el hermano.
Michael llegó a nuestro país el 14 de octubre de 2009 y pasó dos días disfrutando las bellezas de La Fortuna de San Carlos.
Una de las últimas fotos que hay de él lo muestra con el volcán Arenal a su espalda y se le ve tranquilo.
El 18 de octubre viajó a Guanacaste y se hospedó en el hotel Villas Macondo, en Tamarindo, a donde llegó a las 3 de la tarde.
Personal del hotel le contó a David después que ese mismo día, pocas horas después, fue la última vez que vieron a Michael.
Desaparición
La desaparición de Michael fue dada a conocer a sus familiares cuatro días después porque, según explica David, la embajada inglesa consideró normal que una persona en vacaciones se “perdiera” unos cuantos días y luego apareciera como si nada. Es algo que pasa todo el tiempo.
“Nos enteramos de que había desaparecido porque no estaba en su vuelo a casa, lo cual es terrible”, dice el hermano.
El periodista debía volver el 26 de octubre.
“Este es un gran fracaso de las autoridades británicas y de las de Costa Rica, que sabían que estaba desaparecido y dieron aviso cuatro días después de la última vez que lo vieron saliendo de su habitación de hotel”, dijo David.
Apenas supieron lo que pasaba David y dos primos suyos viajaron a Costa Rica en busca de respuestas que nunca encontraron.
“Pasamos todo el tiempo tratando de alentar a las autoridades a hacer su trabajo, pero nadie estaba interesado en ayudarnos, tuvimos que hacer la mayor parte de la búsqueda nosotros.
"El embajador de Costa Rica en el Reino Unido estaba tratando de cerrar el caso lo más rápido posible y de hacer que pareciera un accidente”, sostiene Dixon.
Testigos se quitaron
Hoy no existe una sola versión clara de lo que pudo haberle ocurrido al periodista, pero su hermano asegura que no tendría que ver con un asalto, como llegó a suponerse.
“La policía de Costa Rica revisó la habitación del hotel, no había indicios de robo, estaba todo en su lugar, su maleta, su celular, la cámara fotográfica y su billetera”, cuenta el hermano.
David dice que él y sus dos primos recorrieron todo Tamarindo y durante su investigación descubrieron que, aparentemente, Michael fue visto por última vez en un bar restaurante llamado El Pescador.
“Incluso hubo testigos que se acercaron para decirnos que vieron a Michael la noche de su desaparición y que estaba rodeado por un grupo de personas peligrosas de la zona, pero luego esos testigos se negaron a dar entrevistas a las autoridades", afirma.
Una de esas personas que no quiso ayudar fue, sostiene Dixon, una mesera del local. Al principio ella le dijo que recordaba a su hermano, pero cuando llegaron con el OIJ se quitó, sostuvo que ella nunca había visto a Michael.
Dixon dice que varios de los supuestos testigos mencionaron haber visto en el grupo que rodeaba a Michael a un hombre conocido como “Maradona” y quien, supuestamente, estaba relacionado con venta y consumo de drogas.
El OIJ y los familiares de Michael cuestionaron a “Maradona” y este dijo que nunca había visto al inglés. Al final la Policía Judicial no le dio más seguimiento a este hombre. Otro camino sin salida.
¿Drogado y asesinado?
Aunque no hay una pista sólida de lo que sucedió con Michael, la versión de que estuvo rodeados por sujetos peligrosos ha hecho que su hermano piense lo peor.
“Creemos firmemente que fue asesinado por accidente cuando le pusieron algunas drogas en su bebida o que lo mataron simplemente porque era periodista y estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado.
"Desafortunadamente no tenemos ninguna evidencia sólida que respalde esto ya que nadie está dispuesto a hablar, probablemente tienen miedo”, detalló David.
Algo que también puso a la familia a sospechar que Michael había sido atacado por delincuentes es el hecho de que uno de los investigadores privados que contrataron --un hombre de apellido Jarvis-- abandonó el caso y se fue del país.
Los Dixon presumen que fue amenazado de muerte.
“Al final de mi visita, Scott Simpson, el subdirector de la misión del Reino Unido, me dijo que era mejor que me fuera de Tamarindo porque miraba demasiado y hacía demasiadas preguntas y que mi vida estaría en peligro si me quedaba más tiempo”, afirma David.
Cerrar la herida
David viajó en cuatro ocasiones a Costa Rica para buscar a su hermano, pero nunca tuvo éxito.
La última información oficial que recibieron por parte de las autoridades fue en el 2018.
“Solo daban información cuando presionábamos, la última vez no tenían nada qué decir, solo que no encontraron nuevas evidencias”.
Más allá de justicia, lo que David y su familia desean es cerrar este capítulo tan doloroso y saber qué pasó con Michael para despedirse de él como se lo merece.
“Siempre necesitamos mantener la fe, ahora mismo nuestra única esperanza es que alguien se atreva a presentarse y brindarnos información auténtica.
"Pienso todo el tiempo en Michael y he soñado mucho con él. Para recordarlo me aferro a los recuerdos en lugar de a algún objeto material”.
La familia no descansa, lucha con todo para dar con la respuesta que cierre esta triste historia.