Unas monedas que andaba en la bolsa izquierda del pantalón, o como decimos los ticos un “menudo”, prácticamente le salvaron la vida a un repartidor de comida rápida apellidado Quesada y de 35 años.
Esto debido a que esas monedas desviaron una bala que, de haber seguido con su trayectoria, habría impactado la arteria femoral que pasa por su pierna, lo que habría causado una hemorragia masiva que posiblemente le habría costado la vida.
“Solo Dios me mantuvo con vida, las gracias son para Él. Mi familia me dice que este trabajo es muy peligroso, entonces cuando me recupere voy a meter papeles en otros lugares”, dijo.
Este hecho, que es catalogado por el mismo repartidor como un milagro, ocurrió la tarde del pasado sábado en la urbanización Cocorí, en Agua Caliente de Cartago.
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Le tendieron una trampa
Ese día, Quesada llegó hasta esa localidad para entregar un pedido que un cliente solicitó a través de la app de DiDi, sin embargo, todo se trataba de una trampa que le habían tendido.
“Recogí el pedido en Metro Centro y cuando llegué a donde debía entregarlo un muchacho me levantó la mano y me saludó, me preguntó el monto del pedido y sacó la billetera de su buzo, todo iba normal”.
“En lo que me volví para abrir el bolso se me apareció otro sujeto, que de una vez sacó una pistola y me apuntó. Yo le decía que estuviera tranquilo, esperando que el cliente me ayudara, pero más bien resultó ser el cómplice”, detalló
Al ver que el falso cliente se subió a su moto, la cual había adquirido hace veintidós días, Quesada empezó a gritar pidiendo auxilio y fue en ese mismo instante que el otro asaltante le empezó a disparar.
Un milagro
El repartidor dijo que el asaltante le disparó en al menos dos ocasiones, pero solo recibió el balazo que se desvió en las monedas y que lo impactó en la pierna derecha, afortunadamente ese disparo no causó heridas de gravedad.
“En el hospital me dicen que no se puede extraer (la bala) porque no está poniendo en riesgo ningún órgano y que se puede quedar ahí, que es mejor esperar de tres a cuatro meses para ver qué pasa”, añadió.
El cruzrojista Freddy Montoya también fue testigo de ese milagro, pues él fue el primero en atender al repartidor herido.
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“En todos mis años he visto muchos casos que son milagrosos, pero nunca donde estuvieran unas monedas de por medio”.
“Si esa bala hubiera seguido su trayectoria, parte el fémur o parte la arteria femoral, que pudo haber sido fatal, porque esta es la segunda más gruesa del cuerpo y tiene la capacidad de generar una hemorragia masiva y el paciente entra en shock”, explicó Montoya.
“Esa bala iba directo a la arteria femoral, fue un verdadero milagro lo que pasó”
— Freddy Montota, de la Cruz Roja.
Sin machete y con deuda
Quesada está agradecido con Dios por el milagro que vivió, sin embargo, no oculta la tristeza que siente por haber perdido su machete de trabajo (su moto), y lo peor es que aún debe pagar la deuda por ella.
“De mí dependen mi esposa, mi hijastro y un niño que tengo y debo darle pensión. Si estuviera bien de las piernas voy y la pulseo en algo, pero ahorita no puedo caminar bien, me mandaron a reposo por unas semanas mientras las heridas sanan”, añadió.
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Este vecino de Cartago, quien tiene más de un año de ganarse la vida como repartidor, dijo que apenas pueda buscará un trabajo diferente que le permita salir adelante, mientras mantiene la fe de que las autoridades recuperen su moto.
“Yo les digo a los compañeros que se cuiden, hay que pensar bien las cosas, cuidarse mucho y valorar si realmente vale la pena correr riesgos en un trabajo como estos”, finalizó.