Un mensajero de apellidos Moya Cañas, de 28 años, fue condenado a 680 años de prisión al declararse culpable de 62 violaciones y 15 abusos sexuales contra una niña.
La sentencia se la impusieron en los Tribunales de Goicoechea, San José. A pesar de ser una pena tan alta, esta quedará en 30 años de cárcel según las leyes del país.
El tipo se acogió a un procedimiento abreviado al aceptar la culpa y evitó ir a juicio, por lo que le impusieron la sentencia este viernes.
De acuerdo con la Fiscalía, los hechos ocurrieron entre 2016 y 2017 en Calle Blancos, cuando Moya aprovechaba la relación de confianza que tenía con la familia de la víctima para cometer los delitos, esto en la casa donde vivía la niña, quien en ese entonces tenía entre ocho y nueve años.
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Luego de que la ofendida le contó lo sucedido a sus familiares, ellos denunciaron y se ordenó la detención del imputado, quien permanece en prisión preventiva desde el 31 de octubre del 2018.
Moya permanecerá encarcelado mientras la sentencia queda en firme.
El sujeto es papá de una niña de ocho años.
Las autoridades hacen un llamado a los papás o encargados de menores para que estén pendientes de los más pequeños de la casa, debido a que la mayoría de los abusos y las violaciones se dan entre familiares o personas de confianza.